Análisis de Super Mario Odyssey (Nintendo Switch)

Si eres poseedor de una Nintendo Switch, no te puedes perder esta grandiosa joya que vamos a analizar, desarrollada y distribuida por Nintendo el 27 de octubre de 2017. Sí, así es, ya tiene sus años y, a pesar de esto, se sigue viendo y jugando como nunca. Pero, por si esto no te convence, puedes seguir leyendo nuestro análisis en profundidad y descubrir si este juego es lo que buscas.

Veremos su jugabilidad, ya que la historia es puro relleno, así como aspectos más técnicos y artísticos para que puedas sacar tus propias conclusiones al respecto. Así que, dicho esto, vamos al asunto.

Una historia que trata de lo mismo de siempre

La trama de Super Mario Odyssey no es nada nuevo en la saga: el principal objetivo, para variar, es rescatar a Peach de las manos de Bowser. La diferencia en esta ocasión es que Bowser está planeando una boda con ella y recorre el mundo robando objetos clave para hacer de su boda una mega celebración, como si fuera un plan súper excéntrico.

Obviamente, nuestro fontanero de confianza quiere impedir que el plan de Bowser se haga realidad y se asocia con un nuevo compañero/mecánica.

No es una historia particularmente profunda, ya que solo sirve como excusa para viajar por estos mundos locos y vivir una aventura divertida. Esto es así porque el juego brilla en la experiencia de juego, en cómo te da la libertad de explorar, saltar, capturar enemigos y descubrir secretos por todos lados.

La historia es sencilla, alegre y algo excéntrica, pero realmente funciona como vehículo para un título que se centra más en la experiencia y la diversión que en contar una trama épica. No tiene la profundidad emocional de otros títulos modernos, e incluso está entre las más simples de la saga. Al menos en Super Mario Sunshine y Galaxy, aunque también se rescata a la princesa Peach, se indaga un poco más en el lore de los personajes.

Así que, aunque en su nota final y en los demás apartados el juego alcanza un nivel notable, llegando a excelente, su punto más flojo es la historia. Sinceramente, incluso para un público más infantil, es demasiado sencilla para lo que podría haber sido, sobre todo con la diversidad de mundos a su disposición.

Jugablemente, un gran salto de calidad

Si algo tenemos claro es que ¡es una delicia! Mario se siente increíblemente ágil. Puedes correr, saltar, hacer saltos dobles, triples, tirarte en picado, rodar por el suelo… Sin duda es el título donde más habilidades de movimiento tiene, y lo mejor de todo es que se sienten muy naturales. Es decir, puedes encadenar movimientos de forma fluida y, con algo de práctica, te conviertes en un maestro de los saltos acrobáticos.

Lo que hace que esto sea aún mejor es la inclusión de Cappy. Cambia por completo la dinámica de juego porque, como dijimos en la sección anterior, puedes capturar enemigos, objetos o criaturas para controlarlas, además de poder saltar encima de él. Y esto es brutal, porque te da acceso a un montón de habilidades que Mario no tendría por sí solo. Por ejemplo, puedes convertirte en un tanque para disparar a lo loco, o incluso en un T-Rex gigante que destroza todo a su paso. La creatividad aquí es tremenda y siempre te mantiene alerta pensando: «¿Qué puedo capturar en este nivel?»

Otra cosa genial es que es súper abierto. Super Mario Odyssey no te guía de la mano para que hagas todo en un orden estricto. Es más como: «Aquí tienes este mundo enorme, lleno de cosas por hacer, y depende de ti decidir cómo quieres explorar«. Los mundos están repletos de Lunas (equivalentes a las estrellas de otros juegos), y puedes encontrarlas de mil maneras: algunas son fáciles y otras requieren más ingenio o habilidad. Pero lo mejor es que no necesitas seguir un camino lineal. Si ves algo que te parece interesante, ¡ve y descúbrelo! Esta libertad refresca muchísimo la fórmula de toda la vida.

Además, el juego tiene dos características que lo hacen único. La primera es la inclusión de pequeñas secciones en 2D con un estilo retro, lo que da un golpe de nostalgia importante para los veteranos de la saga, especialmente en un nivel en particular. La segunda, aunque es un detalle que puede pasar más desapercibido, es que por primera vez en años no hay un sistema de vidas normal. Hasta ahora, en todos sus juegos tenías, por ejemplo, 5 vidas, y si las perdías, empezabas el nivel de nuevo. En esta ocasión, las vidas han sido sustituidas por monedas, que son casi imposibles de agotar, por lo que ver un Game Over es prácticamente imposible a menos que lo busques adrede.

Otro detalle es cómo cada mundo tiene su propio «gimmick» o truco. Por ejemplo, en el Reino Urbano (New Donk City), tienes plataformas y saltos entre rascacielos, mientras que en el Reino de las Arenas, hay secciones donde juegas con la gravedad y el hielo. Cada lugar se siente fresco y diferente, lo que evita que el juego se vuelva repetitivo.

En cuanto a las batallas con jefes, aunque no son lo más complejo del mundo, están muy bien diseñadas y cada uno tiene su toque especial. Los Broodals no son gran cosa, pero son divertidos de enfrentar, y los jefes principales, como el dragón o la pelea final, son épicos. Aunque a primera vista puede desentonar que un enemigo sea un dragón clásico, lo cierto es que como pelea está en el top de las mejores del juego.

Como único aspecto negativo en cuanto a lo jugable, está el añadido de poder comprar Lunas con monedas. Si bien no es algo nuevo, ya que en Sunshine se podían comprar Soles, en aquel juego las monedas azules eran difíciles de conseguir. En Odyssey, en cambio, las compras se hacen con monedas normales, lo cual, aunque no es obligatorio, reduce el incentivo para explorar y encontrar las Lunas.

Un online que está ahí y ya

Este modo es más un extra curioso que algo realmente esencial para la experiencia del juego. No es como si fueras a entrar esperando partidas multijugador al estilo Mario Kart o Smash Bros., porque ese no es el enfoque aquí. Lo que tienes son algunas características que le añaden un poquito más de vida al juego, pero no son la gran cosa.

La principal función es el modo «Luigi’s Balloon World» (el mundo de los globos de Luigi), que básicamente es un mini-juego donde te dedicas a esconder y encontrar globos. Puedes esconder un globo en cualquier parte de un reino, y luego los demás jugadores de todo el mundo intentan encontrarlo en un límite de tiempo, o viceversa. Suena simple, ¿verdad? Pues sí, pero es más entretenido de lo que parece, especialmente si te gustan los retos rápidos y tratar de ser más astuto que otros jugadores.

Lo bueno es que este modo te invita a explorar los niveles de una manera diferente. Tienes que ser súper creativo al esconder los globos en lugares que sean difíciles de encontrar, pero no imposibles, y cuando te toca buscar, se convierte en un desafío de velocidad y conocimiento del mapa. Es una forma divertida de alargar el juego una vez que ya has terminado la historia principal y has conseguido la mayoría de las Power Moons.

Sin embargo, si lo que buscabas era algo más robusto en cuanto a multijugador online, como cooperativo o enfrentamientos directos, te vas a quedar con las ganas. No es un juego hecho para eso. Lo de los globos es un añadido que está ahí para echar el rato, pero no es el tipo de modo que te mantendrá pegado al online por horas y horas.

Técnicamente es sublime en todos los aspectos

Aquí no es que busque el hiperrealismo, sino que se apuesta por un estilo visual súper colorido. Cada reino tiene su propia estética, y aunque algunos son más «realistas» (como New Donk City, que parece una versión de Nueva York con edificios y humanos altos), otros son totalmente caricaturescos, como el Reino de las Cocinas con su comida gigante y colores exagerados. La variedad visual te mantiene siempre con ganas de ver qué te espera en el siguiente mundo.

Aunque no sea gráficamente tan potente como los otros productos de las demas consolas, Nintendo hace magia con su estilo artístico del cual hablaremos luego.

Las animaciones también son un espectáculo. Ver al protagonista saltar, rodar, lanzar a su nuevo compañero, o transformarse en diferentes criaturas es un deleite. Todo está lleno de detalles: cómo se mueve el bigote de nuestro querido fontanero con el viento, las expresiones de sorpresa cuando captura a algo, o cómo los personajes interactúan con el entorno. Los habitantes de los diferentes reinos también tienen sus propias personalidades visuales, como los Tostarenos del desierto, que parecen calaveras mayas/mexicanas, o los simpáticos peces Cheep Cheep.

Además, el juego corre increíblemente bien. En modo dock (conectado a la TV), se mantiene a 60 cuadros por segundo (FPS) la mayor parte del tiempo, lo cual es impresionante para la Switch. La fluidez de los movimientos de Mario es clave, porque depende mucho de la precisión y la rapidez en los controles. Y en modo portátil, aunque baja un poquito la resolución para no sobrecargar la consola, sigue viéndose súper bien.

Está tan bien optimizado que no hay tiempos de carga excesivamente largos, algo que en la Switch es un gran logro. Los cambios entre zonas son rápidos y el no es que se trabe ni presente fallos grandes. No te saca de la inmersión con glitches molestos ni nada de eso. Claramente la compañía se tomó su tiempo para pulirlo hasta que todo corriera suave como la mantequilla.

En cuanto a la interfaz y el uso de los controles, también está todo muy bien diseñado. Puedes jugar con el Pro Controller, con los Joy-Cons por separado, o en modo portátil, y en cada configuración se siente cómodo. Además, utiliza algunas funciones de movimiento de los Joy-Cons de manera opcional, por ejemplo, para lanzar a Cappy. No es algo que cambie la vida, pero está ahí para quien lo quiera usar, y se siente bastante preciso, y también implementa en algunos lugares la vibración HD para saber donde hay una Luna escondida.

Artísticamente, muy colorido

La dirección artística es un homenaje a toda la saga, pero con un toque fresco. Los personajes clásicos mantienen sus diseños icónicos, pero lo genial es cómo se ven en los diferentes entornos. Aunque siguen estando los típicos niveles de arena, hielo y lava, también hay otros lugares completamente nuevos.

Cada reino tiene una estética única que lo hace destacar. Tienes el Reino Sombrero (Cap Kingdom), que parece sacado de una película en blanco y negro, con un aire medio lúgubre pero, a la vez, bonito. Luego está New Donk City, que es una locura porque es básicamente una versión caricaturesca de Nueva York. También está el Reino Cocinilla (Luncheon Kingdom), que parece un cuadro lleno de comida de colores brillantes que casi puedes saborear. Todo esto hace que el juego se sienta como una mezcla de culturas visuales muy diversa.

La paleta de colores es clave aquí. La entrega de Nintendo Switch no tiene miedo de ser exageradamente colorida. Los tonos son vivos, alegres, y le dan una sensación de optimismo constante. No importa si estás en un lugar más oscuro o uno más relajado, siempre hay algo en el escenario que te atrae. Esto no solo se ve bonito, sino que ayuda a que cada cosa importante (enemigos, objetos, plataformas) sea fácil de identificar.

Cada enemigo o criatura tiene su propio diseño, que encaja perfectamente con el reino en el que aparece, lo que hace que el arte no solo sea bonito, sino funcional. Estás visualmente inmerso en el mundo, pero, a la vez, cada diseño cumple un propósito en el gameplay.

El aspecto artístico también brilla en los pequeños guiños a los clásicos. Las secciones 2D que mencionamos son una maravilla. Es como si, de repente, el mundo te llevara de vuelta a los tiempos de la NES, pero sin que se sienta fuera de lugar. Es más, esas partes están integradas de una manera tan natural que parecen parte del paisaje moderno.

Una banda sonora que se te queda en la cabeza

La banda sonora estaría en el top 3 de la saga. Tienes canciones que van desde lo épico hasta lo relajante, y siempre encajan con el lugar en el que estás. Por ejemplo, el tema de la ciudad, con ese jazz súper animado, te da buen rollo; es como estar disfrutando de un show. Y si le sumas el tema principal, «Jump Up, Super Star!», es una locura de lo pegajoso y bueno que es. Es alegre, lleno de energía y totalmente diferente a lo que estamos acostumbrados en una entrega del fontanero, casi como si fuera el himno de la aventura.

Lo que está muy bien es cómo la música cambia dependiendo del lugar en el que te encuentras. Cada reino tiene su propio estilo: en el Reino de las Arenas tienes algo más misterioso y con un toque cultural; en el Reino del Bosque, suena una melodía más tranquila y relajante; y cuando entras en una zona más peligrosa, la música se vuelve más tensa. Esto ayuda mucho a construir el ambiente y a que sientas cada lugar como un mundo completamente diferente. Además, cuenta con la mítica canción que ha acompañado al fontanero desde sus primeras entregas, la cual podrás escuchar en más de un nivel.

En cuanto a los efectos de sonido, son igual de buenos. ¿Qué sería de Mario sin el clásico «boing» cuando salta o el sonido de las monedas al recogerlas? Esos efectos son parte de la esencia del personaje y de esta entrega, y aquí siguen sonando tan satisfactorios como siempre. Cada acción tiene un sonido que encaja perfectamente: el lanzamiento de Cappy, las transformaciones cuando capturas a un enemigo, las explosiones… todo está súper bien cuidado.

Otro gran detalle es cómo el sonido se integra con el gameplay. Por ejemplo, cuando te transformas en alguna criatura o enemigo, no solo cambia lo que puedes hacer, ¡también cambia el sonido! Si te conviertes en un Goomba, de repente tus pasos suenan mucho más pequeños; o si te conviertes en un tanque, el sonido de los disparos es fuerte y retumbante. Estos pequeños toques añaden mucha inmersión y te hacen sentir que realmente te metes en el papel de lo que estés controlando en ese momento.

Además, la calidad del sonido es impecable. Ya sea que juegues con la Switch conectada a la televisión o en modo portátil, el audio siempre suena limpio y nítido. Si te pones unos buenos audífonos, puedes apreciar todos esos pequeños detalles, como el viento soplando en los niveles más abiertos o el agua cuando nadas.

Innovación en un sombrero mágico

La innovación es como una bocanada de aire fresco, pero sin perder esa esencia clásica que todos amamos. No es que reinvente la rueda, pero sí toma todo lo que ya funcionaba y lo lleva a un nivel completamente nuevo, haciendo que se sienta increíblemente fresco, incluso dentro de una franquicia que lleva más de 30 años.

Sin duda, la mayor innovación es Cappy. Básicamente, cambia por completo la forma en la que juegas. Ya no solo se trata de saltar sobre los enemigos, sino de pensar: «¿Qué puedo capturar aquí para avanzar o descubrir secretos?». Esto, junto con lo que habíamos mencionado de la combinación de gráficos 3D con secciones en 2D, es una de las grandes aportaciones del juego. Los momentos en los que el protagonista entra en una pared y se convierte en su versión de 8 bits son un guiño perfecto al pasado, pero integrados de una manera moderna y creativa.

Tampoco podemos olvidar el uso opcional de los controles de movimiento. Si bien no son obligatorios, puedes realizar algunos movimientos especiales agitando los Joy-Cons, lo que añade una capa de interacción divertida.

¿Qué duración podemos esperar de este videojuego?

Te lo vamos a decir de la manera más directa: si solo te centras en la historia principal, puedes acabarlo relativamente rápido, pero si eres de los que les gusta exprimir al máximo los juegos, ahí te quedarás un buen rato. Probablemente te tome unas 10 horas, dependiendo de tu habilidad y de cuánto te pongas a explorar entre medias. Aunque si vas muy, pero muy a saco, fácilmente podrías terminarlo en unas 5 horas.

Como hemos dicho, completar el 100% es una tarea ardua que va mucho más allá de las misiones principales. Teniendo en cuenta que hay un total de 999 Lunas, puedes imaginar que esto requerirá mucho tiempo. No solo porque algunas son difíciles de conseguir por estar en lugares peligrosos, sino también porque otras están muy bien escondidas. Así que, dependiendo de tu habilidad y otros factores, podría llevarte unas 60 horas o más.

Conclusión:

En conclusión, Super Mario Odyssey es un juegazo que no solo cumple con las expectativas, sino que las supera con creces. Es un título que captura la esencia de lo que hace especial a nuestro protagonista, al mismo tiempo que introduce nuevas mecánicas y una libertad que lo colocan en un nivel superior. Es el tipo de juego que te recuerda por qué te gusta jugar videojuegos: porque te diviertes de principio a fin.

Es más que recomendable, sobre todo si eres un apasionado del género de plataformas en 3D. Aunque no sea de los más difíciles o con una trama increíblemente desarrollada, todo esto queda eclipsado cuando te pones manos a la obra, ya que, una vez empiezas, no querrás llegar nunca al final de esta gran entrega.

Valoración final de Super Mario Odyssey

Jugabilidad

9.5

Apartado Técnico

9.5

Apartado Artístico

9

Apartado Sonoro

8.5
9.2

Nota Total

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