Después del maravilloso juego que nos entregó Insomniac Games con Spider-Man Remastered, un título que vendía consolas, el estudio nos ha vuelto a deleitar con una nueva entrega, esta vez un spin-off protagonizado por Miles Morales.
Ya en la primera entrega vimos cómo Miles adquiría sus poderes, y era fácil intuir que eventualmente tendría su propio juego.
Spider-Man: Miles Morales se lanzó el 12 de noviembre de 2020 y, en general, ha sido muy bien recibido. Sin embargo, no ha destacado por innovar o por ser una propuesta completamente diferente, sino por su enfoque continuista respecto al juego anterior.
Esto me genera un conflicto interno: ¿fue acertado mantener una fórmula que funcionó tan bien en el primer juego, o deberían haber arriesgado más e introducido nuevas mecánicas?
En este análisis, te cuento mi opinión sobre Spider-Man: Miles Morales.

La historia no está a la altura de la del primero, pero tampoco es tan mala
Sin entrar en spoilers, la historia es la parte más floja del juego. ¿Por qué siempre termina todo con un intento de ciudad destruida? ¿No puede haber una historia un poco menos… cómo decirlo… destructiva y caótica? ¿Algo más personal y directo?
Miles es un chico que, al principio, sigue siendo un novato que comete errores, pero a lo largo de la historia vemos cómo aprende y mejora sus habilidades como Spider-Man. Su desarrollo me gusta porque, desde el comienzo, intenta tomar lo que parece ser un café caliente de manera invertida, como Peter, pero no lo consigue. Sin embargo, al final de la historia lo hace sin ningún tipo de dificultad, lo que nos deja claro cuánto ha progresado y que ya puede hacer las mismas cosas que Peter.
Si tuviera que señalar algo que no me ha gustado —y esto es culpa de Insomniac— sería el humor de Miles. Parece que todos los que son picados por la araña adquieren el mismo sentido del humor, porque me pareció exactamente igual al de Peter. No habría estado mal que Miles tuviera más personalidad propia y un estilo de humor diferenciado.
Lo más espectacular son las cinemáticas. Insomniac hace un trabajo increíble presentando parte de la historia con escenas que no te dejan ni pestañear de lo épicas que se ven, especialmente si juegas con los gráficos al máximo. Los ángulos de cámara, las animaciones de Spider-Man tanto en combate como en movimiento, los efectos visuales… todo está genial. Solo queda aplaudir el increíble trabajo que han hecho los desarrolladores en este apartado.
Una jugabilidad muy continuista, especialmente en el movimiento
Si eliminamos el poder del veneno y el camuflaje de la ecuación, estamos ante un sistema de combate muy similar al de Spider-Man Remastered, aunque diría que el movimiento de Miles al balancearse con la telaraña por Harlem es aún más exagerado. La animación al correr por los edificios, la propulsión al apoyarse en una cornisa… todo es prácticamente idéntico. Pero, pensándolo bien, no está tan mal, ya que funcionó estupendamente en la primera entrega y han optado por ir a lo seguro.
Ahora bien, el sistema de combate ha cambiado en cuanto a movimientos especiales. Tenemos el camuflaje y el poder del veneno, cada uno con cuatro o cinco variantes. Podrías pensar: «Son muy pocos poderes», y eso mismo pensé yo al principio. Sin embargo, el poder del veneno aporta suficientes variantes como para hacer que los combates sean muy divertidos y, en absoluto, repetitivos. Aunque, dicho esto, al tener animaciones y movimientos de cámara prácticamente idénticos a los de Spider-Man Remastered cuando luchas sin usar los poderes, puede volverse algo monótono si vienes de jugar recientemente al título de Peter Parker, ya que en ese sentido no cambia nada.
Creo que Insomniac ya tenía esto en cuenta, por lo que añadió múltiples variantes al poder del veneno y diseñó enemigos que te obligan a aprovechar todas las combinaciones del juego. Por ejemplo, para los Underground con escudo debes usar el Puño Veneno, contra los que llevan látigo es útil la Carrera Veneno, y cuando estás rodeado por muchos enemigos, el Salto Venenoso o el Impacto Venenoso contra el suelo son excelentes opciones. En definitiva, es cierto que la coreografía de Miles en combate es muy similar a la de Peter, pero estas novedades aportan frescura y evitan que se sienta como una simple repetición del primer juego.
Los combates contra jefes son bastante flojos y tampoco hay muchos. Sus patrones de ataque están demasiado marcados, lo que les quita dificultad e intensidad. Si tuviera que destacar alguno, me quedaría con los dos últimos: el enfrentamiento contra Prowler, seguido del combate final. Aun así, este último no me pareció increíble, ya que las fases eran demasiado sencillas. No quiero entrar en spoilers, así que no mencionaré a los otros jefes, pero, en lo personal, han sido decepcionantes en términos de dificultad.


¿Artilugios? ¿Para qué?
Esta parte viene arrastrándose desde el primer juego, y en Spider-Man: Miles Morales, los artilugios y las bonificaciones de los trajes realmente no sirven para nada. Yo los desbloqueé porque quería tenerlos todos, pero, en realidad, podría haber terminado el juego sin usarlos.
A este juego le sucede algo similar a la saga Arkham de Batman: el sistema de mejoras (exceptuando el árbol de habilidades) no marca una diferencia real en el combate. La verdadera diferencia la marcas tú, sabiendo esquivar y aprovechando el entorno a tu favor. Al igual que en el primer Spider-Man, puedes interactuar mucho con el escenario, y eso es genial porque realmente te hace sentir como el personaje.
Por eso, me ha decepcionado que las bonificaciones de los artilugios y trajes sean prácticamente irrelevantes. En su lugar, habría preferido que ampliaran un poco más el árbol de habilidades para hacer el combate aún más espectacular. Pero bueno… espero que en el próximo juego le den más importancia a los artilugios y trajes o, al menos, inviertan ese tiempo en desarrollar otras mecánicas que enriquezcan el combate.
Volvemos al mismo sistema de contenido secundario, aunque con algunas renovaciones
Las misiones secundarias de Spider-Man: Miles Morales son bastante variadas, evitando esa sensación de monotonía que a veces se siente en juegos como Assassin’s Creed, donde terminas queriendo saltarlas porque estás harto de hacer siempre lo mismo. Aquí eso no ocurre. Nos encontramos con actividades secundarias que cuentan con su propia mini historia, además de delitos que, si bien son más repetitivos, incluyen robos de coches, atracos a bancos y mucho más.
Algo que me ha llamado la atención es que los delitos tienen eventos dinámicos que los hacen más entretenidos. Por ejemplo, en un atraco a un banco, si no acabas rápido con los enemigos, puede aparecer un coche de huida, convirtiendo la misión en una persecución.
En general, creo que el contenido secundario ha mejorado respecto al primer Spider-Man, ya que mantiene todo lo bueno del anterior juego, pero añade novedades que hacen que completar lo ajeno a la historia principal sea mucho más ameno.
Spider-Man: Miles Morales es, técnicamente, lo que esperábamos: ni más ni menos
El juego mantiene el mismo nivel visual que su predecesor, aunque diría que, a nivel artístico, ha mejorado ligeramente. Se nota un mayor nivel de detalle en los coches, edificios y calles, lo que le da más profundidad al entorno. Sin embargo, los NPCs de la ciudad siguen estando ahí principalmente como relleno, sin una inteligencia artificial superior a la de Spider-Man Remastered. Aun así, la cantidad de personajes en las calles logra que la ciudad se sienta viva.
En cuanto a errores, solo me he encontrado con un bug importante durante la misión del mitin de la madre de Miles, específicamente al interactuar con la pareja lesbiana. También he notado un fallo técnico visualmente molesto: Spider-Man puede moverse por ciertas zonas invisibles, como si una puerta abierta tuviera colisión.
Por otro lado, la nieve es impresionante. No da la sensación de estar programada con patrones repetitivos, sino que su aleatoriedad la hace parecer real.
Un detalle interesante es la forma en que Insomniac ha implementado las transiciones en los viajes rápidos. No solo hacen que los tiempos de carga, que ya de por sí son rápidos, se sientan más fluidos, sino que además añaden un toque de humor. Hay varias transiciones, unas tres o cuatro, y tienen su gracia, como la de Miles en modo camuflaje, donde un peatón choca con él sin darse cuenta de que hay alguien ahí. Son pequeños detalles que suman a la experiencia y hacen que el juego se sienta más dinámico y entretenido.


Conclusión final sobre Spider-Man: Miles Morales
Spider-Man: Miles Morales es básicamente lo que esperábamos: una experiencia sólida que se apoya en lo que ya funcionó en la entrega anterior, pero dándole su toque propio. Aunque la historia no brilla por ser revolucionaria y a veces se queda corta en originalidad—y sí, el humor de Miles se siente muy copiado de Peter—la evolución del protagonista y el espectacular trabajo visual hacen que valga la pena cada minuto. El sistema de combate, con sus nuevas variantes del veneno, consigue evitar que todo se sienta repetitivo, a pesar de la continuidad con el juego de Remastered. Y ni hablar de las cinemáticas y la ambientación en Harlem, que te dejan con la boca abierta. Al final, Insomniac se fue a lo seguro, pero dejando pistas de que en futuras entregas podríamos ver arriesgarse un poco más y experimentar con nuevos elementos.

