Si te gustan los juegos que no te explican nada, te patean el trasero y encima te dicen que la culpa es tuya por no moverte mejor, Risk of Rain es tu nueva religión. Este indie, desarrollado por Hopoo Games y publicado en 2013, es un roguelike de acción y plataformas que combina dificultad brutal, una progresión adictiva y un diseño de niveles simple pero efectivo. Pero no todo es color de rosa en este diluvio de balas y monstruos. Vamos a destriparlo en detalle.

En Risk of Rain debes correr, disparar y sobrevivir (o morir y volver a intentarlo)
La premisa es sencilla: eres un personaje varado en un planeta hostil, debes avanzar por niveles generados proceduralmente y encontrar el teletransportador para seguir adelante. Parece fácil, pero aquí viene el truco: cuanto más tiempo pases en la partida, más difícil se vuelve el juego. Cada segundo que pasa, la dificultad escala, generando más enemigos y aumentando su resistencia. Si te entretienes demasiado explorando, el juego te castiga. Si te apresuras sin mejorar tu equipo, el juego te castiga. Básicamente, el juego te odia.
El combate es una mezcla de acción frenética y estrategia de supervivencia. Hay múltiples personajes jugables, cada uno con sus propias habilidades y estilos de juego, desde el Commando, que es la opción «básica» para principiantes, hasta el Engineer, que llena la pantalla de torretas automáticas. Y no olvidemos al Mercenary, que convierte el combate en una danza de espadazos y movilidad absurda.
Los enemigos no son meros obstáculos: son hordas implacables de criaturas que no descansarán hasta convertirte en carne picada. Y los jefes… bueno, ellos son una cosa curiosa… algunos son increíblemente fáciles de derrotar y otros te amargan la vida.
El diseño de niveles puede volverse repetitivo
Aunque los mapas se generan de forma procedural, no hay tanta variedad en los entornos. Después de varias partidas, empezarás a notar que ciertos patrones se repiten, lo que le resta un poco de frescura a la exploración. A pesar de que cada run es técnicamente diferente, la disposición de los elementos del mapa sigue un conjunto predefinido de estructuras que hacen que los escenarios se sientan familiares tras un tiempo. Esto puede ser un problema para aquellos jugadores que buscan una experiencia siempre impredecible y variada.
Además, la disposición de los enemigos y objetos clave sigue ciertos patrones que los jugadores experimentados pueden memorizar, reduciendo el factor sorpresa en partidas sucesivas. Aunque la aleatoriedad está presente, en comparación con otros roguelikes más modernos, Risk of Rain puede sentirse un poco limitado en su variedad ambiental.


Risk of Rain no tiene una dificultad injusta (pero duele igual)
Sí, Risk of Rain es difícil, pero rara vez sentirás que el juego es tramposo. Si mueres, casi siempre es porque tomaste malas decisiones: no exploraste lo suficiente, no manejaste bien el tiempo o simplemente te confiabas demasiado. Aprender a optimizar la ruta, gestionar el tiempo y escoger los ítems adecuados es lo que hace que cada intento sea una lección.


La banda sonora es una joya
Chris Christodoulou se lució con una banda sonora ambiental y épica que encaja perfectamente con la desesperación de estar atrapado en un planeta lleno de cosas que quieren matarte. Los sintetizadores y guitarras te acompañan tanto en la calma como en el caos absoluto. Cada pista tiene una identidad única, variando desde melodías etéreas y tranquilas hasta explosiones sonoras que intensifican la acción en los momentos más tensos.
Las piezas musicales no solo sirven como acompañamiento, sino que refuerzan la sensación de urgencia y peligro constante. Temas como «Coalescence» y «Monsoon» son ejemplos perfectos de cómo la música se integra en la jugabilidad, haciendo que cada enfrentamiento y cada momento de exploración se sientan más significativos. Además, la manera en que la música se adapta a la progresión del juego, aumentando en intensidad a medida que la dificultad escala, es una genialidad que pocos juegos logran tan bien.
¡El azar manda!
En Risk of Rain, hay una cosa que me ha hecho sacar canas más rápido: la dependencia total del azar. Desde la forma en que aparecen los ítems hasta cómo se generan los enemigos, parece que el juego se la juega a lo loco con la suerte. A veces te toca una partida en la que todo se siente súper injusto porque, sin importar cuánto te esfuerces, la ruleta no gira a tu favor. Es como si el juego decidiera de repente hacerte una mala jugada: te repartes unos ítems que no ayudan mucho y te enfrentas a enemigos que aparecen en el peor momento. Esto hace que, en ocasiones, la experiencia se sienta más frustrante que emocionante, dejando a uno pensando si la mala racha fue culpa del juego o simplemente de una suerte traicionera.
Conclusión final sobre Risk of Rain
A pesar de sus defectos, este juego tiene algo que lo hace difícil de dejar. Cada partida es una historia diferente y esa sensación de constante mejora, de aprender de tus errores y lograr avanzar un poco más cada vez, es adictiva. Puede que al principio te haga sufrir, pero una vez que le agarras el truco, el caos de Risk of Rain se vuelve una de las experiencias más emocionantes y satisfactorias que un roguelike puede ofrecer.
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