Análisis de Rise Eterna (Nintendo Switch, PS4, Pc y Xbox One)

Si te digo que hay un RPG táctico con estética retro, combates por turnos estilo Fire Emblem y un árbol de habilidades para personalizar a tus unidades, seguro pensarás: ¡Oh, suena bien!. Pero espera, porque Rise Eterna es la prueba viviente de que no todo lo que brilla es oro… a veces es solo latón con una capa de pintura pixel art.

Desarrollado por Makee y publicado por Forever Entertainment, este juego indie llegó en mayo de 2021 a PC y Nintendo Switch con la promesa de ser un homenaje a los clásicos SRPG japoneses de la vieja escuela. Sin embargo, su ajustado presupuesto y algunas decisiones de diseño hacen que tropiece más de la cuenta.

Así que la pregunta es: ¿vale la pena jugarlo? ¿Es un RPG táctico infravalorado o solo un título que quiso imitar a los grandes y se quedó en el camino? Vamos a destriparlo pieza por pieza y ver si Rise Eterna logra dejar huella… o si su nombre es lo único eterno que tiene.

Una historia que prometía épica… y quedó en un borrador apresurado

La premisa de Rise Eterna promete una trama oscura y madura centrada en Lua y Natheal, dos almas perdidas en busca de su propósito. El inicio es intrigante: Natheal, un mercenario que servía a bandidos, descubre a Lua como la única sobreviviente de una masacre – ella misma asesinó a los bandidos para defender su aldea​. Juntos emprenden un viaje para desentrañar los misterios del origen de Lua, con conspiraciones y secretos en el reino que se van revelando… en teoría.

En la práctica, la narrativa se queda corta y mal ejecutada. Aunque ocasionalmente algún diálogo resulta interesante, la historia avanza a trompicones. Durante los primeros dos tercios del juego casi no pasa nada relevante: misiones del tipo “llegar a un lugar donde quizá aparezca un personaje que se una o, simplemente, eliminar enemigos” sin explicaciones claras​. De hecho, gran parte de la exposición de la trama se amontona al final, en los últimos capítulos, dándonos información a destiempo. El resultado es una sensación de historia inacabada y poco satisfactoria. Para colmo, el final llega abruptamente y deja cabos sueltos, como si hubieran planeado una secuela y de pronto echaran el freno​. No esperes un cierre épico; más bien sentirás “¿ya se acabó?”.

La construcción de personajes también flaquea. A pesar de reclutar hasta 14 compañeros con trasfondos diversos, pocos llegan a tener desarrollo o carisma destacable. Incluso los protagonistas tienen química limitada; se nota la intención de enfocarse en su relación, pero el guión no termina de profundizar en ello. Peor aún, ciertas decisiones narrativas resultan muy extrañas: por ejemplo, en varias misiones terminas masacrando aldeanos inocentes (abuelitas armadas con rodillos de cocina y todo) bajo razones endebles – ¡y supuestamente somos los buenos!​. El juego básicamente te obliga a matar a todo enemigo en el mapa, aunque sean civiles pasivos, para completar la misión, y luego la historia ignora convenientemente esa carnicería. Este tipo de inconsistencias de tono y lógica hacen que sea difícil tomarse en serio la trama.

Un SRPG roto de principio a fin, aunque ideal para novatos

En lo básico, Rise Eterna es un RPG táctico de la vieja escuela que recuerda mucho a Fire Emblem: combates por turnos en cuadrículas, vista cenital del mapa y enfrentamientos uno a uno en vista lateral 2D cuando atacas. Cada personaje se especializa en un tipo de arma (espada, lanza, arco, etc.), pero olvídate del triángulo de armas estilo FE u otras sutilezas – no hay sistema de fortalezas/debilidades entre armas ni clases mágicas. Las armas solo afectan el poder y alcance (las lanzas atacan dos casillas, los arcos alcanzan enemigos lejanos, etc.). Las misiones suelen tener objetivos sencillos: eliminar a todos los enemigos, derrotar a un jefe específico, o llegar a cierta casilla de destino. No hay mucha variedad en las condiciones de victoria, ni factores de terreno que influyan en combate. Suena sencillo y, de hecho, lo es: las mecánicas están simplificadas al extremo, más aún que las de Fire Emblem original de NES​. Esto puede ser bueno si buscas accesibilidad – de hecho, yo lo considero un SRPG ideal para principiantes, ya que tus errores nunca son castigados con dureza. Sin embargo, para cualquiera con experiencia en tácticos, la jugabilidad base se siente demasiado básica y falta de profundidad.

Aunque carece de sistemas tradicionales como experiencia, niveles o tiendas de equipo, Rise Eterna introduce un par de ideas interesantes. En vez de subir de nivel, cada batalla ganada otorga puntos de habilidad para los personajes que usaste (hasta 6 por mapa). Estos puntos los inviertes en un árbol de habilidades dual para cada personaje, que mezcla habilidades únicas de ese héroe con mejoras genéricas compartidas. Así personalizas un poco sus estadísticas de Ataque, Defensa, Agilidad, HP, etc., o desbloqueas alguna habilidad especial (por ejemplo, regenerar un % de vida cada turno). Además, existe un sistema de gemas: hasta 5 por personaje, que encuentras en cofres o puntos de recolección en los mapas. Estas gemas proporcionan bonificaciones fijas a stats (más HP, más ataque, etc.) y puedes equiparlas y quitarlas libremente para usarlas en quien prefieras. Incluso puedes “reciclar” gemas como materiales de crafteo para fabricar otros objetos.

Hasta aquí, suena prometedor en papel. Pero en la práctica, muchos de estos sistemas están desbalanceados o quedan a medio gas. Por ejemplo, la idea de no tener niveles sino puntos de habilidad es novedosa, pero una vez que potencias a tus héroes principales, el juego se rompe. Puedes crear unidades ridículamente poderosas: el arquero acabó aprendiendo a disparar dos veces y moverse de nuevo tras matar, convirtiéndose en un intocable que fulminaba enemigos y retrocedía a salvo, más aún combinado con la bailarina para hacerlo actuar otra vez​. Añade unas gemas de ataque o agilidad, y arrasas. De hecho, apilar gemas de Defensa o Agilidad trivializa el juego: con unas pocas, cualquier tanque se vuelve invulnerable salvo por trampas, y Lua (la prota) con gemas de Agilidad puede alcanzar 100% de crítico y de evadir golpes a mitad del juego. El propio juego “te invita a romperlo” con estas mecánicas, volviéndose facilísimo una vez las explotas​. Por otro lado, el sistema de crafting, aunque interesante, puede sentirse como relleno: al final no es muy necesario salvo para las llaves o alguna poción, y tener que farmear materiales repitiendo mapas puede cansar.

Trampas invisibles y combates sin alma hunden a Rise Eterna

Aquí es donde Rise Eterna realmente cojea. El juego ofrece muy poco reto, especialmente para veteranos del género. No cuenta con selector de dificultad, así que la experiencia es igual para todos… y desafortunadamente se siente como “modo fácil” casi todo el tiempo. Durante la primera parte de la aventura quizá encuentres algo de desafío, pero suele venir de formas baratas más que de combates tácticos inteligentes. El mejor ejemplo son las trampas invisibles dispersas por los mapas a partir del capítulo 5: casillas trampa que, si las pisas, te quitan 20 HP, te causan estado de sangrado y te hacen perder el turno. Al inicio estas trampas están en lugares lógicos, pero pronto empiezan a ponerse en sitios aleatorios sin pista alguna, así que es cuestión de suerte no caer en ellas​. Encima, el sangrado en este juego no se detiene hasta que el personaje baja a 1 HP y los objetos para curarlo son escasísimos. ¿El resultado? Si varios de tus personajes caen en trampas, te toca esperar turnos y turnos hasta que bajen a 1 de vida para que el sangrado pare, e intentar curarlos un poco antes de seguir​. Es una mecánica frustrante y mal diseñada que agrega dificultad artificial solo en las primeras horas. Porque más adelante, cuando tus unidades ya están rotísimas, aunque pises trampas ni cosquillas te hacen – podrás terminar el mapa antes de que el daño continuado llegue a matarte.

También cabe mencionar que el juego es corto (unas 12 horas), y al no tener mucha dificultad ni contenido post-game, su rejugabilidad es baja más allá de quizá sacar los personajes secretos. Eso sí, el lado positivo de su brevedad es que no se vuelve un suplicio prolongado; si no te gusta, al menos lo terminas rápido.

Dicho esto, Rise Eterna está muy desequilibrado y subemplea su potencial de desafío. Ofrece un reto mínimo y mal medido, siendo adecuado solo si buscas un SRPG facilón para relajarte. Los que esperaban combates tácticos intensos y bien calibrados, aquí encontrarán un desequilibrio que quita gran parte de la gracia.

Rise Eterna brilla con su encanto pixelado y nostalgia bien cuidada

En este apartado Rise Eterna brilla más. Los desarrolladores han apostado por una estética inspirada en la era 16 bits, con sprites y escenarios en 2D que apelan a la nostalgia. El arte de los personajes es maravilloso – los retratos estilo anime lucen muy bien y le dan personalidad a cada héroe. De hecho, algunos protagonistas tienen un diseño tan detallado que “parecen sacados de un juego de peleas en 2D” dijo un analista. Las ilustraciones de Lua, Natheal y compañía en las pantallas de diálogo son atractivas y muestran ese estilo clásico pero bien logrado que uno espera de un tributo a Fire Emblem.

Los escenarios y mapas, vistos desde arriba, también están bien trabajados visualmente. Cada nivel ofrece un paisaje distinto (bosques, aldeas, ruinas, castillos, etc.), con detalles cuidados – tanto que algunos lucen como pinturas de lo bonitos que son. Durante los combates, la transición a la vista lateral presenta fondos detallados acorde al entorno (por ejemplo, si peleas en un bosque verás árboles y cielo de fondo). Estas pantallas de batalla tienen un nivel artístico alto, haciendo que los duelos sean agradables de ver a pesar de las animaciones sencillas. En general, el juego “se ve genial”; destaca en lo visual más de lo que cabría esperar de un título indie modesto.

Como punto negativo menor, la reutilización de assets se hace evidente: muchos mapas comparten elementos visuales y a veces verás enemigos genéricos clónicos. Pero considerando el tamaño del equipo, es perdonable. Rise Eterna entrega justo lo que promete en lo visual: un estilo retro 2D con mucho encanto, suficiente para satisfacer la nostalgia de los fans de los SRPG clásicos. Si aprecias el pixel art y el look de la vieja escuela, probablemente este apartado te dejará contento.

La música acompaña, pero a falta de variedad, mejor pon tu playlist

El apartado sonoro de Rise Eterna es funcional sin más. La banda sonora opta por un estilo orquestal clásico, adecuado para un RPG de fantasía. Los temas musicales acompañan las batallas y exploración con tonos épicos y dramáticos cuando corresponde. El problema es que el juego parece tener muy poca variedad de pistas: escucharás la misma música en prácticamente todos los mapas. Esa pista principal no está mal al inicio, pero acaba volviéndose repetitiva hasta la saciedad. Tras horas de juego, desearías algo de variedad – un tema distinto para los combates finales, para momentos emotivos, algo que rompa la monotonía – pero Rise Eterna no te lo da. La repetición continua de la misma melodía termina por hacerla “vieja muy rápido”. Es una lástima, porque con unos cuantos tracks adicionales se habría mejorado mucho la ambientación.

¿Doblaje? Aquí Rise Eterna muestra claramente su naturaleza de bajo presupuesto: no hay voces para los diálogos ni narración hablada. Toda la historia se cuenta mediante texto (disponible en varios idiomas, incluido español) y ocasionalmente algún gruñido o sonido breve de los personajes, pero nada de actuación de voz completa. Esto no es raro en juegos tácticos indie, pero sí marca una diferencia respecto a títulos modernos del género que ya incluyen voice acting para dar vida a la historia. Su ausencia no mata la experiencia (a algunos incluso les dará igual), pero habría agregado carisma o emoción en escenas clave tener aunque sea voces en inglés o japonés.

Conclusión final sobre Rise Eterna

Rise Eterna es una oportunidad desaprovechada. Un juego que funciona como tributo nostálgico, pero que no logra convertirse en algo memorable por sí mismo. ¿Lo malo? Que tenía las piezas para triunfar (una base clásica querida, un buen estilo visual) y las armó de manera mediocre. ¿Lo bueno? Que al menos nos recuerda por qué amamos títulos como Fire Emblem y FFT – porque hacen todo lo que Rise Eterna intenta, pero mucho mejor. Si tienes eso en mente y ajustas tus expectativas, podrías disfrutarlo a un nivel superficial. En caso contrario, este juego probablemente no dejará una huella eterna en tu memoria, sino más bien pasajera.

Lo mejor de Rise Eterna
  • El pixel art y los retratos de los personajes están bien trabajados, con un aire nostálgico que recuerda a los clásicos SRPG de los 16 bits.
  • Si nunca has tocado un Fire Emblem o Final Fantasy Tactics, este juego puede ser una buena introducción al género sin abrumarte con mecánicas complejas.
  • El árbol de habilidades y el sistema de gemas permiten cierto grado de personalización, dándote la opción de mejorar a tus personajes a tu gusto.
  • Lo peor de Rise Eterna
  • El guion es flojo, los personajes carecen de desarrollo y la trama se siente atropellada, con un final abrupto y poco satisfactorio.
  • No hay ventajas entre armas, ni clases avanzadas, ni elementos estratégicos complejos. Todo se reduce a atacar y avanzar sin demasiada planificación.
  • Empieza siendo levemente desafiante, pero una vez que mejoras a tus personajes, el juego se vuelve ridículamente fácil.
  • La banda sonora carece de variedad y la ausencia de voces hace que la historia se sienta aún más insípida.
  • Nota final de Rise Eterna

    Historia

    Jugabilidad

    Apartado Técnico

    Apartado Artístico

    Apartado Sonoro

    5.7

    Nota Total

    Perfil
    Amante de los Videojuegos

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