Análisis de Fire Emblem Warriors (Nintendo Switch)

¿Qué pasa cuando juntas a Koei Tecmo y Omega Force, los reyes del machaca-machaca, con Intelligent Systems, los cerebritos detrás de Fire Emblem? Pues lo que tienes es una combinación explosiva. Así nació Fire Emblem Warriors, un juego que aterrizó en 2017 para Nintendo Switch y New Nintendo 3DS con Nintendo como padrino distribuidor.

Desde el principio, estaba claro que este no iba a ser “otro musou más”. La idea era capturar el espíritu de Fire Emblem en un mar de enemigos para aplastar, y aunque el camino no es perfecto, ¿quién puede resistirse a liderar a Chrom o Lucina en un campo de batalla lleno de épica? Vamos, que este juego sabe cómo dar en el blanco.

Una historia que no hace honor a Fire Emblem

¿La historia de Fire Emblem Warriors? Digamos que cumple… si lo único que esperabas era una excusa para repartir espadazos sin pensar demasiado. La trama presenta a Rowan y Lianna, dos herederos reales cuyo principal logro es ser olvidados más rápido que tu última contraseña de WiFi. Su reino está en peligro, bla bla bla, aparece una fuerza maligna, y aquí estamos otra vez con portales dimensionales. ¿De verdad no había una idea mejor en la sala de guionistas?

El verdadero pecado de esta historia es cómo desperdicia la reunión de personajes icónicos de la saga. Tienes a Chrom, Marth y Corrin compartiendo pantalla, y lo único que se les ocurre es ponerlos en un desfile de tópicos predecibles. Cualquier oportunidad de explorar sus relaciones o conflictos se ahoga en diálogos que parecen escritos con el piloto automático.

¿Y los villanos? Son tan intimidantes como un gatito ronroneando. Ni carisma, ni profundidad, ni una motivación que haga que te importe su existencia. Es como si el equipo creativo supiera que nadie iba a prestar atención y decidieran no esforzarse demasiado.

Un sistema de combate adictivo con detalles mejorables

La jugabilidad de Fire Emblem Warriors es como un campo de entrenamiento para fans de Fire Emblem que siempre quisieron machacar hordas de enemigos. Aquí no hay turnos ni cuadrículas estrictas; en su lugar, tienes batallas frenéticas donde puedes barrer a cientos de enemigos con un solo combo. Es una sensación increíble, especialmente cuando manejas a personajes icónicos como Chrom o Corrin, y los ves ejecutar ataques espectaculares que limpian la pantalla en segundos.

Lo mejor es que no pierde de vista su ADN. El triángulo de armas está presente, y aunque no es tan profundo como en los títulos principales, te hace pensar antes de lanzarte a lo loco. ¿Mandar a una unidad con lanza contra un espadachín? Mala idea. Y el poder dar órdenes a tus aliados en tiempo real es un guiño táctico que se siente como un pequeño tributo a la saga original.

¿El punto débil? Después de un rato, algunas misiones empiezan a sentirse como copiar y pegar: captura este punto, derrota a este comandante, protege a este aliado. ¿Te suena? Pues sí, se vuelve un poco repetitivo. Y no ayuda que algunos mapas, aunque visualmente atractivos, parezcan un simple terreno para acumular bajas sin ofrecer mucha estrategia.

Una estabilidad técnica que hace brillar los combates en pantalla

Si hay algo que se puede decir del apartado técnico de Fire Emblem Warriors, es que no te va a dejar con la boca abierta, pero tampoco te hace querer lanzar la Switch por la ventana. El juego se las arregla para mantener un rendimiento sólido, incluso cuando la pantalla se llena de enemigos, explosiones y efectos por todos lados. Eso sí, si te molesta ver algún tirón en los momentos más intensos, ¡sorpresa! Muy de vez en cuando, pasa.

Los menús están genial, todo claro y directo. No necesitas un doctorado para moverte por las opciones y gestionar tus personajes. Además, cambiar de las secciones de gestión al combate es rápido, sin que parezca que estás haciendo tiempo para calentar una pizza. Los controles son intuitivos, y aunque no son lo más avanzado del mundo, funcionan lo suficientemente bien para que cualquiera pueda disfrutar de la acción.

¿Y la inteligencia artificial? Vamos a ser sinceros: a veces parece que tus aliados tienen la profundidad estratégica de una tostadora. Los enemigos tampoco ayudan mucho, porque la mayoría de las veces están ahí parados, esperando su destino. Es como si supieran que son extras en la película y no quisieran estorbar demasiado.

Personajes vibrantes en escenarios genéricos

El apartado artístico de Fire Emblem Warriors hace bien lo que más importa: darle vida a los personajes que tanto queremos. Chrom, Marth, Corrin… todos lucen como si hubieran salido directamente de una pasarela de moda medieval. Los detalles en sus diseños son impecables, desde las armaduras hasta las expresiones faciales, y esos ataques especiales llenos de efectos brillantes te hacen sentir como si estuvieras manejando a un héroe digno de una leyenda.

¿El problema? Todo ese esmero parece haberse agotado en los personajes, porque los escenarios son, digamos, un poco… tristes. ¿Sabes esa sensación de ir a una fiesta genial y darte cuenta de que solo decoraron una esquina? Pues algo así. Sí, reconoces lugares icónicos como Altea o el Bosque de los Vientos, pero no esperes grandes detalles ni vida en ellos. Son más un lienzo vacío para repartir golpes que un espacio que te invite a explorar o disfrutar.

El contraste entre los colores vibrantes de los héroes y las paletas apagadas de los mapas es imposible de ignorar. Claro, los personajes destacan, pero a costa de que todo lo demás parezca gris y olvidable. Imagínate lanzar un espectacular ataque especial de Lucina en un campo que parece diseñado en cinco minutos. Un poco deprimente, ¿no?

Un diseño sonoro intenso, pero con momentos de saturación

El apartado sonoro de Fire Emblem Warriors es como una montaña rusa: empieza alto, te emociona, pero en algún punto del recorrido se siente un poco repetitiva. La música hace un esfuerzo por reinterpretar clásicos de Fire Emblem con un toque orquestal que encaja perfectamente con el caos de un musou. El tema de “Destiny (Ablaze)” de Fire Emblem Fates tiene ese punch que necesitas para entrar en el campo de batalla, pero cuando escuchas la misma intensidad en todas partes, hasta la adrenalina pide un respiro.

El doblaje es un punto interesante. Las voces están bien hechas, eso nadie lo discute, pero ¿era necesario que Ryoma me recordara cada dos minutos que estamos ganando? Las frases repetitivas son el verdadero villano aquí. Y si decides cambiar el idioma a japonés para variar, prepárate para más de lo mismo, solo que con un tono diferente.

Los efectos de sonido son como el pegamento que mantiene todo junto. Los espadazos, las explosiones y hasta los gritos de los enemigos tienen impacto. Pero cuando estás en medio de un mar de soldados y todo explota a la vez, puede ser un poco demasiado. Es como si quisieran que te sintieras dentro de un caos épico, pero lo que consiguen es un lío de sonidos difícil de procesar.

No está mal, pero tampoco es el mejor trabajo de la saga. Es como si el equipo de sonido hubiera puesto todo su empeño en los primeros 30 minutos y luego dijeran: “Ya está, que se repita lo mismo”.

¿Ha habido innovación en Fire Emblem Warriors?

Fire Emblem Warriors no está aquí para revolucionar nada, y parece que eso le va bien. Combina el caos característico de los musou, donde te enfrentas a hordas de enemigos que esperan su turno para ser derrotados, con elementos de Fire Emblem como el triángulo de armas y la gestión de unidades en tiempo real. ¿Es efectivo? Claro, pero llamarlo innovador sería como decir que un pan con mantequilla es alta cocina.

El sistema de combate sigue la misma fórmula que Omega Force lleva usando desde Dynasty Warriors. Es dinámico, sí, pero apenas aporta algo que no hayamos visto ya. Y los toques estratégicos de Fire Emblem, como decidir quién ataca a quién o mover aliados, son más un adorno que una verdadera mecánica profunda.

¿Entretenido? Sin duda. ¿Sorprendente? No, ni de lejos. Es un crossover funcional, el equivalente a un “está bien” en un examen: suficiente para pasar, pero lejos de ser memorable.

¿Cuánto dura Fire Emblem Warriors?

La duración de Fire Emblem Warriors es como un buffet: puedes comer lo justo y salir satisfecho o quedarte hasta que te pidan que desocupes la mesa. Si solo te interesa la historia principal, puedes terminarla en unas 12-15 horas. Claro, eso implica ignorar casi cualquier mejora de personajes, materiales y esas misiones secundarias que están ahí para los más curiosos. ¿Suficiente? Depende de cuánto te guste aplastar hordas de enemigos sin mucha variedad.

El modo Crónicas, por otro lado, es donde el juego saca su “contenido premium”. Aquí puedes revivir batallas míticas de la saga, como defender Altea con Marth o enfrentarte a Takumi en un puente lleno de arqueros. Estas misiones pueden alargar tu tiempo de juego unas 20 o 30 horas más, siempre que no te aburras antes de tanto repetir escenarios.

¿Y si eres de esos que necesitan desbloquear todo? Bueno, prepárate para dedicarle más de 100 horas. Entre farmear materiales para esas armas especiales y cumplir condiciones absurdas, como terminar una misión sin que nadie pierda ni un pelo, hay para rato. Y sí, puede volverse tedioso, pero si llegas hasta ahí, probablemente ya tengas una relación de amor-odio con el juego.

Conclusión:

Fire Emblem Warriors sabe exactamente lo que es: una experiencia de acción rápida y caótica con un toque de estrategia. No viene a reinventar la rueda, pero ofrece suficientes guiños a ambas franquicias para mantenerte entretenido. ¿Quieres barrer con hordas de enemigos mientras escuchas una versión orquestal del tema de Marth? Aquí lo tienes.

La jugabilidad combina lo mejor de los musou con algunos elementos estratégicos como el triángulo de armas y la gestión de unidades en tiempo real. Es simple pero efectivo, aunque después de un rato puedes sentir que el juego está repitiendo la misma fórmula con diferentes colores. El modo Crónicas, por su parte, brilla con desafíos que homenajean momentos icónicos de la saga. Revivir la batalla contra Grima o proteger Altea con Marth son detalles que los fans de Fire Emblem apreciarán.

¿Los puntos flojos? Los escenarios genéricos, que parecen más mapas vacíos para correr que mundos con vida, y una inteligencia artificial que a veces parece estar más interesada en un café que en el combate. La narrativa no ayuda mucho, con una historia tan predecible que podrías adivinar el final después de la primera misión.

¿Vale la pena? Para los fans de Fire Emblem y los musou, sí. No es un juego que cambiará tu vida, pero es divertido mientras dura.

Valoración final de Fire Emblem Warriors

Historia

6.5

Jugabilidad

8

Apartado Técnico

8

Apartado Artístico

7

Apartado Sonoro

7
7.3

Nota Total

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