Análisis de Figment (Nintendo Switch, PS4, Xbox Series X/S y Pc)

Hay juegos que entran por los ojos y luego… algo se pierde en el camino. Figment, creado y lanzado en 2017 por Bedtime Digital Games, apuesta fuerte por un estilo visual único y un concepto que explora la mente humana con puzzles y combates. Y sí, es tan bonito como suena. Pero aquí viene el pero: cuando empiezas a jugar, esa chispa inicial no siempre se traduce en una experiencia memorable.

Figment y su cuento emocional que no conecta del todo

Figment es un juego que apuesta por la mente, tanto como concepto como escenario. Todo comienza con una tragedia: un accidente que empuja al protagonista a un mundo interno surrealista, dividido en islas que representan distintas facetas de su psique. Desde la creatividad hasta el miedo, cada rincón de este universo onírico está cargado de simbolismo.

La historia gira en torno a Dusty, el coraje perdido del protagonista, y su compañera Piper, un contrapunto alegre y lleno de energía. Juntos, deben enfrentarse a pesadillas que no solo son enemigos, sino personificaciones de miedos universales como la pérdida o el fracaso. Aunque esta idea añade peso emocional a los enfrentamientos, el desarrollo de Dusty no siempre está a la altura. Sus motivaciones y evolución quedan un tanto superficiales, limitando la conexión que el jugador podría sentir con su viaje.

Uno de los puntos más interesantes es cómo el diseño de los niveles refleja las emociones que representan. Los puzzles, aunque no revolucionarios, logran integrarse en la narrativa, reforzando la idea de que todo en este mundo tiene un propósito simbólico. Sin embargo, los diálogos, a pesar de su tono ligero y sarcástico, no siempre consiguen equilibrar humor y profundidad.

El desenlace, con su enfrentamiento final contra los miedos más oscuros del protagonista, cierra con un mensaje poderoso: aceptar y enfrentar nuestras emociones es el primer paso para sanar. Aun así, el juego deja la sensación de que algunas ideas quedaron sin explorar del todo. Figment es un relato visualmente atractivo y temáticamente interesante, pero que no termina de profundizar en los aspectos emocionales que lo harían inolvidable.

Figment no logra sorprendernos con su jugabilidad

Cuando juegas a Figment, es fácil dejarse llevar por su mundo visualmente deslumbrante, pero la jugabilidad no logra mantener ese nivel de impacto. El juego mezcla exploración, puzzles y combates, pero, en lugar de complementarse, estos elementos se sienten más como piezas sueltas que no encajan del todo.

Los puzzles, por ejemplo, tienen ideas interesantes en teoría. Uno de los más recurrentes consiste en mover engranajes para abrir caminos, pero la ejecución rara vez sorprende. ¿El problema? Son demasiado básicos, del tipo «empuja esto aquí, activa aquello allí». No hay un momento en el que te rasques la cabeza pensando «¡Esto es genial!». Y después de resolver varios puzzles similares, es inevitable que la monotonía se instale.

El combate tampoco consigue salvar el día. Controlas a Dusty, quien lucha con un sistema de mecánicas muy simple: golpear, esquivar y repetir. Esto está bien al principio, pero cuando enfrentas enemigos más duros, la falta de variedad empieza a notarse. Recuerdo un combate contra el jefe final, que lanzaba proyectiles, donde me frustré más por lo torpe que se sentían los controles que por el reto en sí. Y lo peor es que el sistema nunca evoluciona; lo que haces en la primera hora es prácticamente lo mismo que harás al final.

El diseño de niveles tampoco ayuda mucho a mantener el interés. Aunque los paisajes son preciosos, están llenos de caminos predecibles. Por ejemplo, una sección que atraviesa un «río de pensamientos» termina siendo un simple paseo entre dos puntos sin desafíos ni sorpresas. Incluso las transiciones entre áreas, que podrían haber sido momentos de creatividad pura, se sienten más como relleno que como exploración real.

El mayor problema es el ritmo. En ciertos momentos, el juego parece alargar artificialmente su duración con tareas repetitivas, como buscar llaves o cruzar zonas vacías. Esto rompe el flujo y puede dejarte mirando el reloj, preguntándote cuándo llegará algo emocionante.

A pesar de su premisa fascinante, Figment no consigue transformar su concepto en una experiencia que sea divertida o estimulante. Es como si todo el esfuerzo se hubiera volcado en crear un mundo bonito, dejando que la jugabilidad se quedara en segundo plano.

Problemas técnicos que empañan la experiencia de Figment

El apartado técnico de Figment en Nintendo Switch tiene sus altibajos, y eso afecta directamente la experiencia de juego. Lo que más molesta son las caídas de fotogramas, que se sienten incluso en momentos en los que no hay mucho pasando en pantalla. Es como si el juego no pudiera mantener el ritmo ni siquiera en las áreas más tranquilas. Esto no solo arruina la inmersión, sino que también hace que moverse por el mundo surrealista pierda parte de su encanto.

Por suerte, las texturas y la resolución son sorprendentemente buenas para la Switch, y el diseño artístico mantiene su magia. Además, los controles responden bien, tanto en los puzzles como en los combates, lo que asegura que, al menos en ese aspecto, no haya frustraciones adicionales. Tampoco encontramos errores que obliguen a reiniciar el juego, algo que siempre es un alivio.

Cuando comparas esta versión con la de PC o consolas más potentes, el contraste es evidente. En esas plataformas, el rendimiento es más fluido y los tiempos de carga no te sacan del juego. En la Switch, se siente como si el port no hubiera recibido el cuidado necesario para aprovechar al máximo la consola.

Si te atrae la idea de explorar este mundo único y no te importan los problemas técnicos, puedes darle una oportunidad. Pero si tienes acceso a otras plataformas, ahí encontrarás la mejor versión de Figment.

Un espectáculo artístico lleno de creatividad y simbolismo

El arte de Figment es su gran gancho, el tipo de detalle que hace que quieras explorar cada rincón del juego. Desde islas hechas de engranajes que giran como si fueran los pensamientos del protagonista, hasta caminos formados por teclas de piano que resuenan cuando las pisas, todo está diseñado para que sientas que estás caminando dentro de una mente llena de creatividad y emociones.

Lo mejor de todo es cómo cada área cuenta una historia. En las zonas que representan la lógica, verás engranajes y mecanismos funcionando en perfecta armonía. En contraste, las zonas afectadas por las pesadillas están diseñadas con un estilo más caótico o distorsionado. Hay una sección en particular, donde los colores cálidos empiezan a desvanecerse mientras te enfrentas a tus miedos, que realmente te hace sentir esa lucha interna.

El uso del color es impresionante. Figment sabe cómo jugar con tonos brillantes y cálidos para crear momentos de esperanza, incluso cuando estás enfrentando pesadillas. Esos contrastes no solo hacen que el juego sea bonito a la vista, sino que también te transmiten el mensaje de que siempre hay algo bueno, incluso en medio del caos.

¿Hay puntos débiles? Tal vez. Algunas zonas se sienten un poco repetitivas después de un rato, y eso le quita algo de frescura al diseño visual. Pero incluso con esos detalles, el juego nunca pierde su encanto general.

Si estás buscando un juego que te haga sentir como si estuvieras explorando una obra de arte en movimiento, Figment es perfecto para ti. Es más que un juego; es una invitación a perderte en un mundo lleno de simbolismo y belleza. ¿Te atreves a entrar?

Un apartado sonoro que acompaña pero no enriquece la experiencia global

Si hablamos del apartado sonoro de Figment, diría que está bien, pero sin mucho brillo. La música cumple su función: acompañar la aventura con melodías suaves que intentan ser tan soñadoras como los escenarios. Pero aquí viene el tema: no hay ninguna que realmente se quede contigo. Pasas de una isla a otra y no hay un momento musical que te haga pensar “esto es especial”.

Luego están los bosses cantando, que es la apuesta más creativa del juego en este sentido. Suena interesante en papel, ¿no? Un jefe que canta sobre sus miedos y pesadillas mientras te enfrentas a él. Pero la ejecución no termina de convencer. Las canciones se sienten fuera de lugar, como si alguien hubiera querido hacerlas ingeniosas, pero sin lograr que encajen bien en la atmósfera general.

Los efectos de sonido… bueno, hacen lo mínimo. Los pasos, los golpes, el ruido de fondo están ahí, pero no aportan nada especial. Es difícil no pensar en lo mucho que podrían haber hecho en un juego sobre la mente humana. ¿Qué tal sonidos que representen emociones o pensamientos abstractos? Pero no, se quedan con lo básico, y eso le quita parte de la magia que podría haber tenido.

Y el doblaje, aunque no es malo, tampoco destaca. Los personajes cumplen con sus líneas, pero no hay nada que te haga sentir que cobran vida. Es todo muy plano.

Al final, el sonido de Figment se queda corto. Aunque tiene momentos que intentan ser únicos, como los bosses cantando, no logran dejar una huella. Todo funciona, pero en un juego con un apartado artístico tan especial, el sonido se siente un poco olvidado.

¿Ha habido innovación en Figment?

Figment tiene un concepto interesante: explorar una mente humana a través de un mundo surrealista. Suena bien, ¿no? El problema es que no se siente como algo que rompa esquemas. Juegos como Journey o Psychonauts ya han tratado temas similares, pero añadiendo su propio toque especial. Aquí, las ideas no terminan de destacar.

Los puzzles son correctos, pero muy básicos. Mover cosas, activar interruptores, resolver pequeños acertijos… nada que no hayas visto antes en otros juegos. Y el combate, aunque funcional, tampoco impresiona. Golpear y esquivar está bien un rato, pero se vuelve predecible porque no hay mecánicas nuevas ni un reto que te haga cambiar tu estrategia.

Quizá lo más «diferente» sean los bosses cantando, pero ahí está el problema: se siente más como una curiosidad que como algo realmente bien pensado. Las canciones tienen su gracia, pero a veces parece que interrumpen más de lo que suman a la experiencia.

Al final, Figment es un juego que apuesta por lo seguro. Es funcional, pero no sorprende. Si lo que buscas es una experiencia sencilla y sin muchas complicaciones, puede que lo disfrutes. Pero si esperas algo que te haga pensar “¡esto es nuevo!”, puede que no sea el juego para ti.

¿Cuánto dura Figment?

La duración de Figment es bastante ajustada, moviéndose entre las 6 y las 8 horas según tu estilo de juego. Si te gusta ir directo al objetivo, enfocado solo en la historia, probablemente lo termines en menos de 6 horas. Pero si eres de los que disfrutan tomándose su tiempo, explorando cada rincón y apreciando los detalles, entonces estarás más cerca de las 8 horas.

Es un tiempo razonable para un juego de este tipo, aunque su ritmo a veces desigual puede hacer que parezca más largo de lo que realmente es. Al final, lo que cuenta es cómo decidas abordar este viaje por un mundo lleno de simbolismo y creatividad.

Conclusión final sobre Figment

Figment tiene esa chispa que te atrapa al principio. Sus escenarios llenos de colores vivos y formas surrealistas te dan la sensación de estar explorando algo único, como si te hubieras colado en un rincón de la mente humana. Pero esa primera impresión no dura para siempre. La jugabilidad es donde empiezan los problemas. Los puzzles y los combates hacen su trabajo, pero nada más. Todo se siente demasiado familiar, como si ya lo hubieras visto antes, y no tardan en volverse repetitivos. ¿Y el rendimiento en Switch? Ese es otro obstáculo. Cuando un juego tan bonito empieza a ir lento o te hace esperar demasiado entre áreas, es difícil mantener el entusiasmo. Figment tiene corazón, eso no se lo quita nadie, pero no logra cumplir con todo lo que promete. Si lo tuyo son los juegos con mucho estilo visual, puede que disfrutes explorando este mundo. Solo ten en cuenta que lo que ves al principio es prácticamente lo que obtendrás hasta el final.

Lo mejor de Figment
  • Diseño artístico muy bueno.
  • Simbolismo bien integrado.
  • Premisa narrativa interesante.
  • Lo peor de Figment
  • Desarrollo emocional flojo.
  • Puzzles simples hasta decir basta.
  • Combate plano y repetitivo.
  • Nota final de Figment

    Historia

    Jugabilidad

    Apartado Técnico

    Apartado Artístico

    Apartado Sonoro

    6.2

    Nota Total

    Perfil
    Amante de los Videojuegos

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