En pleno apogeo de los clones de Pokémon, allá por el año 2007, SEGA se sacó de la manga Dinosaur King para Nintendo DS, un título basado en el anime del mismo nombre que, a su vez, venía de un arcade japonés. Sí, esto es como el “teléfono roto” del entretenimiento: empezó siendo un juego de recreativa, luego una serie de dibujos, y acabó mutando en un RPG portátil con combates de dinosaurios a lo piedra, papel o tijera.
Desarrollado por Climax Entertainment (sí, los mismos que tocaron joyitas como Landstalker o Dark Savior en su día), Dinosaur King aterrizó en la portátil de Nintendo con la promesa de mezclar nostalgia jurásica con mecánicas coleccionables y batallas estratégicas. Pero claro, competir con Pokémon en su propia casa es como intentar morder a un Charizard con un Pidgey… con artritis.
¿Fue un intento digno? ¿Un simple producto para fans del anime? ¿O un experimento fallido que acabó sepultado bajo toneladas de fósiles de cartucho? Agárrate la visera, que aquí viene el análisis sin anestesia.

El Pokémon de los dinos que intentó rugir… y se quedó en maullido
El juego te mete en la piel de Max o Rex (sí, ese es el nivel de creatividad con los nombres), dos chavales del «Equipo-D» que se dedican a buscar fósiles de «Dinosaurios» para revivir dinos y detener a una organización malvada, Gang Alfa, que también quiere esos bichos para dominar el mundo. Lo típico de sábado por la mañana en Jetix, vaya. De hecho, está basado directamente en el anime, que a su vez viene de un arcade japonés, así que sí: esto es una adaptación de una adaptación. Pero lo bueno es que no necesitas haber visto la serie para enterarte de qué va. La historia es facilona, directa, y se entiende sin contexto: buenos con dinosaurios vs malos con dinosaurios. Fin.
Ahora bien, ¿es otro Pokémon con skin de T-Rex? Pues… sí y no. Tiene una estructura muy parecida: consigues criaturas, las mejoras, viajas por el mundo, te enfrentas a rivales, etc. Pero aquí la mecánica estrella es un sistema de combate basado en piedra, papel o tijera. Suena cutre, pero tiene su chicha: cada movimiento del dino depende de qué opción elijas, y hay que leer al rival más que simplemente machacar ataques. ¿Innovador? Un poco. ¿Profundo? No mucho. Pero al menos no es una copia descarada, sino que intenta darle una vuelta al combate clásico.


Clichés con patas y giros inexistentes: la épica que nunca llegó
La historia va de lo siguiente: tú eres Max o Rex, miembros del Equipo-D, un grupito de chavales con la misión de recuperar discos de dinosaurios antes de que caigan en manos de Gang Alfa, los malos malísimos de turno. ¿Por qué? Porque si no, el mundo se va al carajo. O algo así. El juego te lo explica en plan rápido y directo, como quien dice “oye, coge esto y dale al botón de pelear”. Porque sí: la historia está ahí solo para justificar los combates con dinosaurios, ni más ni menos. No hay construcción de mundo, ni profundidad, ni contexto que te haga decir “ostras, esto se pone interesante”. Es un pretexto con patas.
Y hablando de patas, los personajes son clichés andantes. Tienes al prota genérico optimista, a la compi técnico listilla, a la chica que… bueno, está ahí, y a unos villanos que parecen una parodia floja del Team Rocket sin gracia. No esperes evolución, desarrollo ni nada que los haga memorables. Son personajes de plantilla, como si los hubieras encargado por encargo rápido: “Dame un protagonista shōnen, una nerd y se acabó. Gracias.”
En cuanto a la trama en sí, te la ves venir desde el primer diálogo. El juego sigue la estructura clásica de “viaja por el mundo, consigue discos, derrota al malo, salva el día” sin desviarse un milímetro. No hay giros locos, no hay momentos que te dejen con la boca abierta, y desde luego no hay escenas que vayas a recordar después de apagar la consola. Si has visto cualquier anime infantil de los 2000, ya sabes cómo va a terminar todo desde el minuto uno.
Explorar es un muermo y combatir es una lotería: bienvenido al reino del ‘casi’
La jugabilidad de Dinosaur King es, sin rodeos, un cóctel raro: mezcla mecánicas que prometen ser profundas con otras que parecen sacadas de un minijuego flash de 2002. Empezando por el sistema de combate, el dichoso “piedra, papel o tijera”: al principio parece una idea original para romper con el clásico sistema por turnos, pero en la práctica es un arma de doble filo. Sí, tiene su punto de lectura mental y predicción, sobre todo en enfrentamientos difíciles, pero la mayoría del tiempo se siente más como tirar una moneda al aire. Cuando aciertas, el juego te hace sentir listo como un estratega militar; cuando fallas tres veces seguidas, parece que estás jugando con los ojos vendados y que todo depende de la suerte.
A esto se le suma que cada opción (piedra, papel o tijera) tiene asociada una animación distinta y ataques únicos según el dinosaurio, lo que le da algo de variedad… pero tras un rato, se vuelve repetitivo. Lo que en las primeras horas es «¡oh, qué guapo este ataque especial!», a la larga se transforma en «otra vez la animación del coletazo, venga…».
La exploración de mapas es otro punto donde Dinosaur King tropieza más de lo que avanza. Tienes que moverte por zonas semiabiertas en vista cenital, con pequeños puzzles, NPCs y combates aleatorios. Pero seamos claros: los escenarios son simples, vacíos, y rara vez invitan a curiosear. Más que descubrir, sientes que estás rellenando casillas de un mapa por obligación. No hay esa sensación de aventura tipo Zelda o Pokémon, donde cada esquina puede esconder algo chulo. Aquí es más bien un paseo sin mucho alma.
¿Y qué hay de la recolección de dinosaurios? Bueno, es probablemente lo más decente del paquete. Hay una buena cantidad de dinos por conseguir (más de 70), cada uno con su diseño y tipo de ataque especial. Pero la forma de conseguirlos no es especialmente emocionante. No hay una sensación real de “descubrimiento” como en Pokémon; aquí escaneas fósiles, los revives en una máquina y punto. Funciona, pero no genera adicción, ni tienes ese impulso de “quiero atraparlos a todos” porque el proceso es más mecánico que emocionante.


Dinosaurios con estilo, humanos de cartón: el contraste gráfico de Dinosaur King
Lo primero que salta a la vista son los sprites de los dinosaurios, que son, sin exagerar, lo mejor visualmente del juego. Cada bicho está bien definido, con animaciones vistosas (al menos las primeras veces que las ves) y ataques especiales que, aunque se repiten, al menos intentan lucirse con efectos y movimiento. No llegan al nivel de impacto visual de un Pokémon usando su ataque más tocho, pero tampoco parecen dibujados en Paint por un niño de 8 años. Digamos que están en ese punto medio de “vale, se nota que aquí metieron algo de presupuesto”.
El problema viene cuando miras todo lo demás. El diseño de personajes humanos es anime genérico nivel “sábado por la mañana”, con caras recicladas y expresiones planísimas. Son el típico grupo de protas que podrías confundir con cualquier otro anime random de la época, y lo mismo pasa con los villanos: todos parecen sacados de la plantilla estándar de “malo de relleno”. Y los entornos… madre mía. Los mapas parecen hechos con una plantilla básica del RPG Maker para DS, sin apenas detalles ni personalidad. Bosques que son cuatro árboles puestos sin alma, laboratorios que parecen copy-paste, y ciudades que más que ciudades parecen maquetas sin terminar.
Y esto duele más cuando piensas en que la Nintendo DS tenía capacidad para hacer cosas preciosas si se sabía aprovechar bien (ahí está The World Ends With You, Castlevania: Order of Ecclesia o incluso Fossil Fighters que era del mismo palo). Pero Dinosaur King va a lo funcional y punto, sin esfuerzo extra por destacar visualmente.
Combates jurásicos con música de tutorial de Windows 98
Si hablamos del sonido en Dinosaur King, lo primero que hay que dejar claro es esto: no esperes temazos increíbles, porque lo que vas a encontrar aquí es más bien el típico fondo musical que podrías ponerle a una aplicación de calculadora con skin de dinosaurio. Las melodías son loops genéricos que cumplen con lo justo, sin chispa ni identidad. Te meten en el ambiente, sí, pero al rato ya ni los oyes. Están ahí como el sonido del aire acondicionado: sabes que suena, pero no te importa.
La música de combate, que debería ser lo más potente y memorable, se queda corta. No es mala, pero tampoco transmite tensión, emoción o ese “¡vamos, voy a aplastar con mi Triceratops!” que uno esperaría. A las pocas batallas ya estás deseando bajarle el volumen o poner tu propia playlist de fondo. Es funcional, pero le falta punch, garra, y sobre todo personalidad.
En cuanto a los efectos de sonido, tenemos una de cal y otra de arena. Algunos rugidos de dinosaurio están bastante bien logrados y le dan algo de vida a los combates (aunque se repiten como si tuvieran solo tres archivos de audio). Pero luego tienes golpes, pasos y menús con efectos que suenan reciclados, planos, e incluso molestos en ciertos momentos. Hay sonidos que parecen sacados de un juego de Game Boy Advance sin actualizar. Y cuando escuchas lo mismo veinte veces por partida, ya te empieza a chirriar.
Lo peor es que la Nintendo DS tenía potencial para algo mejor. Juegos como Advance Wars: Days of Ruin o Castlevania: Dawn of Sorrow demostraron que con cariño y creatividad se podía hacer música brutal y efectos envolventes. Aquí, en cambio, parece que usaron el presupuesto de sonido en los tres rugidos buenos y se olvidaron del resto.
Conclusión final sobre Dinosaur King
Dinosaur King para Nintendo DS no es un desastre absoluto, pero tampoco es ese “tesoro oculto” que algunos nostálgicos quieren venderte. Es un juego que se nota hecho con el molde de Pokémon, al que le cambiaron los monstruos por dinosaurios y las mecánicas por piedra, papel o tijera, pensando que con eso bastaba. ¿Tiene cosas buenas? Sí, los dinosaurios molan, los sprites están decentes y los combates, aunque simples, pueden entretener un rato. Pero no se sostiene más allá de eso. La historia es olvidable, el mundo está vacío, el sistema de juego se agota rápido y el apartado sonoro es tan flojo que parece que lo compuso un becario medio dormido. Esto es puro fanservice para los que vieron el anime en su infancia y quieren revivir algo de esa época. Y ojo, si entras con expectativas bajitas, puede que lo disfrutes unas horas. Pero si vienes buscando una alternativa real a Pokémon, un RPG sólido o un juego que te enganche de verdad… mejor gira la vista hacia Fossil Fighters o incluso cualquier entrega secundaria de Digimon.
