Dead Island: Riptide Definitive Edition llegó a nuestras manos en mayo de 2017, trayendo una versión remasterizada del juego original de 2013. Esta nueva entrega nos sorprendió con gráficos mejorados y algunas modificaciones para adaptarse a las consolas de nueva generación. Los chicos de Techland, conocidos también por la serie Dying Light, nos presentan una isla tropical invadida por zombies, donde el caos y las misiones nos esperan a cada paso. Aunque no introduce grandes cambios, esta secuela logra ajustar lo que no funcionó en el primer juego, dándonos más de lo que amamos… pero ¿es suficiente?
En este análisis, vamos a explorar lo que ofrece Dead Island: Riptide Definitive Edition, desde su jugabilidad —el verdadero corazón de la experiencia— hasta la duración y el contenido que presenta. También veremos qué tal su apartado sonoro y artístico y, lo más importante, si realmente trae algo nuevo o si simplemente sigue la fórmula de siempre. Acompáñame mientras descubrimos qué hace bien y qué podría haberse hecho mejor, para que puedas decidir si vale la pena o si prefieres seguir buscando.

Una historia que desaprovecha todo su potencial
La historia de Dead Island: Riptide Definitive Edition toma el relevo del primer juego sin ofrecer grandes sorpresas narrativas. En lugar de avanzar significativamente en la trama, se siente más como una continuación directa del caos que ya conocimos. Los sobrevivientes, ahora desplazados a la isla Palanai, se enfrentan a la misma pesadilla de siempre: una isla tropical llena de zombies y destrucción. Desde el primer momento, la desesperación es palpable, y el objetivo es claro: sobrevivir y encontrar una salida.
Aunque la narrativa gira en torno a la lucha por la supervivencia, no se adentra demasiado en los aspectos emocionales o humanos de los personajes. Los protagonistas regresan con habilidades y personalidades ya definidas, pero sin un desarrollo real. Parecen más herramientas necesarias para avanzar en la historia que individuos con crecimiento o profundidad. Incluso los personajes nuevos se sienten más como excusas para las misiones que como figuras memorables.
La ambientación de Palanai tiene un enorme potencial: la combinación de un entorno tropical con el apocalipsis zombie crea un contraste interesante. Sin embargo, el juego no logra aprovechar todo lo que ofrece este mundo. Si bien puedes encontrar algunos elementos que proporcionan un poco de contexto sobre cómo los locales intentaron resistir la infección, estos detalles se sienten desconectados de la trama principal. Las notas y grabaciones adicionales son opcionales, y aunque suman algo de profundidad, no logran integrar de manera efectiva la historia secundaria en el desarrollo principal.
El conflicto que impulsa la trama es, en última instancia, predecible. A pesar de que hay momentos que sugieren giros o revelaciones, la narrativa nunca llega a despegar. Si bien cumple su función de proporcionar una razón para avanzar, no ofrece sorpresas o momentos realmente cautivadores. Es un tipo de historia que ya hemos visto en muchos otros juegos o películas de zombies: grupos de sobrevivientes luchando contra hordas de muertos vivientes, con algunos conflictos humanos menores en el camino.
Una de las grandes falencias es cómo se manejan los personajes. Aunque cada uno tiene su propio trasfondo, estos detalles rara vez impactan en el desarrollo de la trama. Las interacciones entre ellos son mínimas y no hay una sensación de evolución. En un escenario como un apocalipsis zombie, donde el estrés y la presión deberían generar grandes cambios en los personajes, esa oportunidad se pierde, y la narrativa parece quedarse en lo superficial.
Dead Island: Riptide Definitive Edition añade más diversión a este caos zombie
Dead Island: Riptide Definitive Edition te sumerge en un caos zombie donde lo más importante es golpear cabezas de muertos vivientes. Si jugaste el primer juego, verás que las mecánicas son casi las mismas, con algunos ajustes menores aquí y allá. Si eres nuevo, prepárate para un cóctel de exploración, combate cuerpo a cuerpo y supervivencia en un mundo abierto, lleno de zombies y peligros a cada paso.
El combate es, sin duda, el punto fuerte. Aquí no se trata de disparar todo el tiempo, sino de ensuciarte las manos con machetes, bates y cuchillos improvisados. Cada golpe tiene un impacto brutal, sobre todo cuando logras desmembrar o noquear zombies. Pero aquí viene el truco: las armas se desgastan rápidamente. Si no te mantienes atento, podrías quedarte sin ellas en medio de una pelea, lo que puede arruinar la experiencia. Y en cuanto a la mecánica de combate en terrenos irregulares o pendientes, puede ser realmente frustrante. El ataque automático a veces no conecta como debería, haciendo que el combate se sienta torpe y descoordinado.
La progresión de tu personaje tiene un toque interesante. Puedes mejorar tus habilidades a medida que completas misiones, matas zombies o exploras. Si eres de los que prefiere ir directo al combate cuerpo a cuerpo, puedes mejorar esas habilidades. Si, en cambio, te gustan más las tareas de supervivencia y búsqueda de recursos, también puedes personalizar tu personaje para ser más eficiente.
El mundo semiabierto de Palanai tiene potencial. Hay muchos detalles que dan vida a este entorno tropical, pero la exploración puede volverse repetitiva. Las misiones suelen ser bastante similares: «Ve a buscar esto», «Rescata a alguien», «Protege un área». Al principio, la sensación de libertad es agradable, pero con el tiempo, el ciclo se vuelve monótono. Aunque el mapa está lleno de rincones interesantes, no encontrarás demasiadas sorpresas o historias secundarias que realmente te enganchen.
Las hordas de zombies son uno de los aspectos que más destacan. Las oleadas implacables te obligan a usar tus armas de manera creativa, mezclando combate cuerpo a cuerpo y a distancia. El desafío de estas oleadas añade algo de frescura al juego.


Aunque estemos ante la segunda entrega de la saga, aún seguimos encontrando problemas técnicos
Hablemos de gráficos. La mejora es evidente. El juego se ve mucho más limpio y detallado, con modelos de personajes y entornos que tienen texturas mucho más cuidadas. La iluminación, aunque no es perfecta, ayuda a crear una atmósfera mucho más rica, haciendo que las islas tropicales se sientan como un paraíso caído en el caos del apocalipsis. Los efectos visuales, como la sangre y los desmembramientos, son particularmente satisfactorios para los que disfrutan de un poco de gore bien ejecutado. Cada golpe a los zombies tiene un impacto visual mucho más crudo y realista.
A pesar de eso, los gráficos no te van a dejar boquiabierto si los comparas con otros juegos de la misma época. Las animaciones siguen siendo rígidas, especialmente cuando los personajes no están en combate. Las transiciones entre sus gestos y movimientos no fluyen de manera natural, lo que le da un aire de anticuado. Y los zombies, aunque cumplen su propósito, se mueven de forma bastante predecible y a veces hasta graciosa. No son precisamente la amenaza más aterradora.
En cuanto al rendimiento, las caídas de FPS son un problema real. Aunque las mejoras gráficas están ahí, el juego no está optimizado adecuadamente, lo que provoca caídas de frames en situaciones de alta tensión. Las hordas de zombies o las explosiones pueden hacer que todo se vuelva más lento, lo que afecta negativamente la jugabilidad, especialmente cuando necesitas reacciones rápidas.
Los bugs también son un dolor. Aunque no todos son críticos, hay varios que pueden sacar de quicio. Desde zombies que se quedan atrapados en el suelo hasta misiones que no avanzan debido a errores en la activación de objetos o personajes que no aparecen. Es increíble que este tipo de problemas persistan en un juego «definitivo». Algunas veces, la única forma de solucionarlos es reiniciar la misión o incluso el juego entero, perdiendo todo el progreso acumulado.
Uno de los mayores inconvenientes es cuando los personajes se quedan atrapados en el mapa. Imagina que estás en medio de una persecución o intentando escapar, y tu personaje se atora en un rincón. No puedes moverte ni avanzar, lo único que puedes hacer es reiniciar el nivel, lo que puede ser muy frustrante. Si juegas en cooperativo, puedes teletransportarte al compañero, pero eso no siempre es conveniente, sobre todo si apenas has comenzado la misión.
La IA tampoco ayuda mucho. Los zombies, aunque en ocasiones parecen brutales, en su mayoría son lentos y previsibles. Se quedan atascados en paredes, se agrupan en lugares inútiles o te ignoran completamente. Lo mismo pasa con los aliados controlados por la IA, que a menudo son más un obstáculo que una ayuda real.
Las cinemáticas, por su parte, han mejorado. Las texturas de los personajes y los fondos son más detalladas y claras. Pero, las expresiones faciales de los personajes siguen siendo uno de los puntos débiles. A menudo, las reacciones en momentos de tensión o drama no se sienten auténticas, como si las emociones no estuvieran alineadas con lo que está ocurriendo en la escena. Esto, definitivamente, afecta la inmersión y hace que el juego pierda algo de intensidad en esos momentos.
El multijugador es casi indispensable si quieres disfrutar al máximo del videojuego
El multijugador en Dead Island: Riptide Definitive Edition añade una capa de diversión al juego, transformando lo que en solitario podría sentirse repetitivo en una experiencia caótica y entretenida. La posibilidad de unirse hasta cuatro jugadores para enfrentarse a hordas de zombies le da un giro completamente nuevo a las misiones. Jugar acompañado hace que las batallas sean mucho más dinámicas y divertidas, especialmente cuando se coordinan las habilidades de cada personaje. Por ejemplo, tener a un compañero que se especializa en ataques cuerpo a cuerpo mientras otro maneja armas de fuego puede ser crucial en enfrentamientos más difíciles.
El sistema para unirse a partidas es bastante directo. Si estás cerca del progreso de otro jugador, puedes unirte fácilmente a su partida sin demasiadas complicaciones. Esto facilita que puedas disfrutar de una experiencia cooperativa rápida cuando lo desees. No obstante, hay un pequeño inconveniente: cuando te unes a una partida con jugadores desconocidos, la falta de coordinación puede ser frustrante. Las misiones pueden volverse un caos, con jugadores ignorando los objetivos principales y corriendo por el mapa sin mucho sentido, lo que disminuye la cohesión y la diversión.
Otro aspecto a considerar es el sistema de botín. Teóricamente, cada jugador tiene su propio loot, lo que evita conflictos por recursos. Sin embargo, en la práctica, si un jugador tiene un nivel mucho más alto o mejor equipo, esto puede generar una sensación de desequilibrio, ya que el jugador avanzado puede terminar llevando el ritmo de la partida. Esto se intensifica cuando hay una diferencia notable de niveles entre los participantes, ya que los enemigos escalan según el jugador más fuerte, lo que puede hacer que los novatos se sientan abrumados.
Un arte que, si bien está bien cuidado en cuanto a encajar en su temática, el diseño de algunos zombies puede confundir al jugador
Dead Island: Riptide sigue ofreciendo esa sensación única de estar atrapado en un paraíso tropical arrasado. El contraste entre la naturaleza exuberante y el apocalipsis zombi se siente en cada rincón: playas soleadas, selvas frondosas y pueblos en ruinas crean un escenario visualmente impresionante, aunque decadente. Hay algo realmente fascinante en cómo el mundo parece estar intentando sobrevivir a pesar de la plaga de muertos vivientes, y la dirección artística lo transmite de manera brillante. Los verdes vibrantes de las plantas y los tonos azules del mar contrasta con la sangre y la putrefacción de los zombis, creando una atmósfera única que te atrapa.
Ahora bien, en cuanto al diseño de personajes, la cosa es algo más básica. Los protagonistas jugables tienen una apariencia sencilla, casi funcional, lo que ayuda a que encajen dentro de este mundo abierto sin robar protagonismo. Este enfoque es comprensible, pero se siente un tanto limitado en comparación con otros títulos contemporáneos. La simplicidad está bien, pero podría haberse jugado más con los detalles para hacerlos más memorables.
En el caso de los zombis, es donde realmente se ve la diferencia con el primer juego. Los enemigos ahora tienen un diseño mucho más trabajado, y las variaciones en su aspecto hacen que no se sientan tan monótonos. Aunque siguen siendo grotescos y caricaturescos, cada zombi tiene una característica distintiva, ya sea una deformidad física o una prenda que lo hace único. No obstante, hay un detalle que puede pasar desapercibido al principio: algunos de los diseños de los personajes, incluidos los secundarios, se reciclan en los zombis, lo que puede causar confusión en cuanto a la narrativa del juego.
Por otro lado, la dirección artística se luce al combinar entornos naturales con la desolación provocada por el hombre. Las playas vacías, las junglas densas y las áreas urbanas devastadas crean una sensación de aislamiento palpable. Los mapas están bien diseñados, con un enfoque claro en cómo la naturaleza ha comenzado a reclamar lo que antes era suyo. Sin embargo, este diseño tiene un punto débil: la repetitividad de los entornos. Aunque las localizaciones están bien hechas, las zonas urbanas y más industriales no varían demasiado en su diseño visual, lo que le resta algo de frescura a la exploración.


Un apartado sonoro que brilla más por los sonidos que transmite que por ofrecer temas épicos
El apartado sonoro de Dead Island: Riptide Definitive Edition es, por decirlo de alguna manera, un tanto irregular. No es que sea terrible, pero tampoco va a dejar una marca profunda en tu memoria una vez apagues el juego. Cumple su función, sí, pero no te hace sentir esa conexión emocional con la historia que uno esperaría. Vamos a desglosarlo un poco.
Empezando con la música, esta tiene momentos de interés, pero no llega a ser inolvidable. Se combina bien con el ambiente del juego, alternando entre melodías suaves con guitarras que evocan la calma de una isla tropical, y tonos más tensos cuando las hordas de zombies aparecen. Esta dualidad de sonidos logra, en general, transmitir la sensación de estar atrapado en un mundo post-apocalíptico, pero el problema es que la repetición hace que los temas pierdan impacto. Son agradables mientras juegas, pero no te enganchan de manera profunda ni te dejan algo para recordar.
En cuanto a los sonidos ambientales, es un aspecto que realmente tiene su potencial. Los detalles como el viento moviendo las palmas, las olas del mar o los ecos de la selva crean una atmósfera bastante realista, especialmente en las zonas naturales. Sin embargo, cuando te adentras en áreas más sombrías o desoladas, algo se pierde. La quietud de esos lugares, que debería resultar inquietante, no está tan bien representada en el sonido. En ocasiones, la falta de variedad en los efectos ambientales hace que los entornos más solitarios se sientan menos amenazantes de lo que deberían.
Ahora bien, donde el juego brilla un poco más es en los efectos de sonido del combate. Las armas suenan poderosas, el impacto de los golpes es satisfactorio, y esos gruñidos de los zombies aportan un toque visceral que hace el enfrentamiento más intenso. Sin embargo, a veces la repetitividad de los sonidos puede volverse algo cansina, especialmente cuando los zombies no presentan muchas variaciones en sus gritos o reacciones. Es algo que podría haberse trabajado más, dado que, en momentos de acción frenética, el sonido tiende a volverse monótono.
Por último, los diálogos son… aceptables. Si bien las voces principales no son malas, en algunas ocasiones los personajes no logran transmitir con la intensidad necesaria el miedo o la urgencia que exige la situación. En momentos de alta tensión, los diálogos pueden sentirse un poco forzados. No obstante, las voces de los enemigos y los NPCs son más consistentes, y esos gruñidos de los muertos vivientes tienen la variedad justa para que no se sientan tan repetitivos. En general, las interacciones entre personajes cumplen su función, aunque algunas veces caen en lo innecesari
¿Dead Island: Riptide Definitive Edition innovó en algo?
Dead Island: Riptide se mantiene fiel a la fórmula que hizo popular a su predecesor. El sistema de combate cuerpo a cuerpo, la exploración de un mundo abierto plagado de zombies, y la recolección de armas y recursos siguen siendo la esencia del juego. Si esperabas una revolución en términos de mecánicas, lamentablemente no la encontrarás aquí. El juego no arriesga demasiado en ese aspecto, sino que se enfoca en pulir y mejorar lo que ya funcionaba en el primer Dead Island.
Una de las novedades más destacadas es la introducción del sistema de hordas. Esta mecánica cambia la dinámica de las batallas al presentar oleadas de zombies mucho más intensas, lo que obliga a los jugadores a ser más tácticos en su enfoque. Si bien la idea no es completamente nueva en el género, su implementación en este título ofrece una capa extra de desafío y variedad, aunque no se puede considerar un giro radical. Aun así, es un cambio apreciable que da un aire renovado a la experiencia.
En términos generales, el juego refina y ajusta las bases de su antecesor. Si bien las mejoras en gráficos, físicas y el sistema de hordas le otorgan una capa extra de profundidad, no se puede decir que estemos ante una experiencia completamente nueva. Más que una revolución, Riptide es una expansión mejorada que toma lo mejor del primer juego y lo lleva un paso más allá.
¿Cuál es la duración de Dead Island: Riptide Definitive Edition?
La duración de Dead Island: Riptide Definitive Edition depende bastante de tu estilo de juego. Si te concentras en la historia principal, puedes completarlo en unas 15 a 20 horas. No obstante, si te gusta explorar cada rincón y hacer las misiones secundarias, el tiempo de juego puede extenderse a entre 20 y 30 horas, o incluso más, si decides dedicarte a completar las hordas y coleccionar objetos.
En términos de contenido, el juego ofrece una cantidad considerable, especialmente si te interesan las misiones adicionales y el mundo abierto. Las islas están llenas de lugares para explorar y recursos para recolectar. Sin embargo, algunas de estas misiones pueden volverse repetitivas. Aunque ayudan a alargar la experiencia, la falta de novedades en la jugabilidad y la historia puede hacer que pierdan algo de interés a medida que avanzas.
Por otro lado, si decides jugar en modo cooperativo, la duración puede ser diferente. Al compartir la experiencia con otros jugadores, el ritmo se vuelve más dinámico, y las hordas se sienten más intensas y divertidas. Sin embargo, si prefieres jugar solo, puede que en algunos momentos te sientas algo desconectado por la repetición de mecánicas.
Conclusión final sobre Dead Island: Riptide Definitive Edition
Dead Island: Riptide es una secuela que se siente más como una expansión que como una evolución real de su predecesor. Aunque mantiene la jugabilidad visceral y el enfoque en el combate cuerpo a cuerpo contra zombis, sufre de una falta de innovación significativa. Es un título disfrutable para quienes amaron el primer Dead Island y quieren más de lo mismo, pero no es una secuela que lleve la franquicia a un nuevo nivel. Si buscas una mejora real en la fórmula, es probable que te decepcione.
La precuela de Dead Island: Riptide Definitive Edition


