Análisis de Warhammer: Vermintide 2 (PS4, Xbox One, Xbox Series X/S y Pc)

Warhammer: Vermintide 2 salió en marzo de 2018, desarrollado y publicado por Fatshark, un estudio sueco que ya venía con experiencia directa gracias al primer Vermintide (2015). Desde entonces, el juego ha recibido actualizaciones, expansiones y un buen puñado de DLCs, manteniéndose en la conversación entre los fans de los cooperativos PvE.

Se trata de un juego de acción cooperativa en primera persona, centrado en la lucha contra hordas de enemigos controlados por la IA. Aquí no hay PvP ni duelitos: el corazón del juego es unir fuerzas con hasta tres compañeros para abrirse paso a base de espadazos, hachazos, flechazos y explosiones, sobreviviendo a oleadas cada vez más intensas de Skaven (ratas humanoides) y, en esta secuela, también del Caos.

Una historia que entra por los ojos y sale por la espada

En Warhammer: Vermintide 2, la historia se sitúa en el universo de Warhammer Fantasy justo después de los eventos del primer juego. La acción arranca cuando el grupo de héroes, tras escapar por los pelos de una prisión Skaven, se ve envuelto en una nueva amenaza: la alianza entre los hombres rata y el temible culto del Caos, los Guerreros del Norte. El tono es oscuro, decadente y brutal, fiel al mundo de Warhammer, con escenarios plagados de ruinas, aldeas incendiadas, fortalezas infestadas y paisajes que parecen estar al borde del colapso.

La narrativa se desarrolla a través de breves cinemáticas entre actos y, sobre todo, por medio de diálogos in-game mientras los personajes avanzan. Estos intercambios no solo aportan contexto, sino que también sirven para dar personalidad a cada héroe, con bromas sarcásticas, discusiones y pullas constantes. No hay escenas largas ni misiones de exploración narrativa: aquí la historia es un hilo conductor minimalista que justifica la carnicería.

Y ahí está el quid de la cuestión: el valor narrativo real es limitado. La trama no busca profundizar en los acontecimientos globales del Fin de los Tiempos ni en los dilemas morales de los personajes. Es más bien una excusa elegante para masacrar hordas de Skaven y Caos en distintos parajes. El lore está presente, sí, pero si no eres fan del universo Warhammer, probablemente no conectes demasiado con los matices.

En cuanto a inmersión, cumple por la ambientación visual, el tono sucio y los diálogos dinámicos, pero no esperes un desarrollo argumental memorable. Es de esos juegos donde, si entras buscando una buena historia, vas a salir decepcionado; si entras queriendo sentirte un exterminador medieval de ratas mutantes y bárbaros poseídos, te vas a sentir como en casa.

Ballet sangriento en primera persona

La jugabilidad de Warhammer: Vermintide 2 es su carta más fuerte… y al mismo tiempo el arma de doble filo que lo hace brillar o aburrir según cuánto tiempo le dediques. El núcleo es un combate cooperativo en primera persona que combina un cuerpo a cuerpo visceral con ataques a distancia estratégicos. Los espadazos, hachazos y martillazos tienen un peso y una sensación de impacto muy marcada: los enemigos reaccionan de forma convincente a los golpes, las animaciones transmiten fuerza, y la física de desmembramiento —sin llegar a lo grotesco— da una satisfacción extra.

El combate a distancia, con arcos, ballestas o armas de pólvora, no es un simple relleno: es clave para eliminar amenazas específicas (francotiradores, hechiceros, enemigos de élite) antes de que destrocen al grupo. Aun así, el juego te empuja constantemente a volver al contacto directo, donde se siente que el combate vive y respira.

Cada héroe tiene roles definidos a través de sus profesiones, desde tanques que absorben daño hasta DPS puros o apoyos con control de masas. La sinergia importa: un equipo equilibrado puede lidiar con cualquier situación, mientras que una composición improvisada puede sufrir un infierno. Esto hace que la cooperación sea imprescindible… y también que jugar con desconocidos que no usan chat pueda ser una lotería frustrante.

En comparación con Left 4 Dead o Back 4 Blood, Vermintide 2 es más táctico y pesado en el combate cuerpo a cuerpo, con una mayor sensación de control y personalización de personajes. Donde L4D es un festival de disparos rápidos y B4B mezcla cartas y armas de fuego constantes, aquí todo gira en torno a medir el alcance, bloquear, esquivar y aprovechar openings. La tensión es más cercana a un “ballet sangriento” medieval que a un simple shooter de hordas… aunque, como ellos, cae en la rutina si no hay variedad constante de contenido.

Clases con personalidad, pero el balance no acompaña

En Warhammer: Vermintide 2 puedes elegir entre cinco héroes principales, cada uno con su propia personalidad y trasfondo: Markus Kruber, Bardin Goreksson, Kerillian, Victor Saltzpyre y Sienna Fuegonasus. Lo interesante es que cada uno cuenta con tres subclases o “Profesiones” (algunas desbloqueables al subir de nivel), que cambian radicalmente su rol, armas disponibles y habilidad activa. Por ejemplo, Kerillian puede ser arquera pura, asesina cuerpo a cuerpo o maga élfica, y Bardin puede ir de enano tanque a ingeniero con torretas improvisadas.

El sistema de talentos te permite ajustar el estilo de juego en cada carrera, ofreciendo mejoras pasivas, cambios en las habilidades y pequeñas sinergias que, bien elegidas, marcan la diferencia. La teoría está muy bien, pero en la práctica siempre hay un par de “builds” meta que eclipsan al resto, y la comunidad no duda en señalar cuáles son las más óptimas para las dificultades altas.

En cuanto al balance entre personajes, no todos pisan el mismo terreno: hay profesiones que parecen hechas para brillar en cualquier circunstancia, mientras que otras requieren demasiado esfuerzo para ofrecer resultados mediocres. Esto provoca que, en partidas públicas, siempre veas las mismas elecciones, lo que mata un poco la diversidad de composiciones.

La progresión de equipo es donde llega el lado más grindy del juego. Las armas y accesorios se obtienen a través de cofres que consigues al terminar misiones, con rarezas y estadísticas aleatorias. Esto significa que puedes repetir el mismo mapa diez veces buscando ese martillo legendario… y acabar con un arco azul cutre. A eso se suma el sistema de poder, que te obliga a mejorar equipo constantemente para subir de dificultad, generando un ciclo de farmeo que para algunos es motivante y para otros, un freno brutal.

Cuando el caos es bonito de mirar

En el apartado técnico, Warhammer: Vermintide 2 luce sólido, aunque con matices que varían según la plataforma y la paciencia del jugador. Visualmente, Fatshark ha logrado capturar a la perfección el tono decadente y sucio de Warhammer Fantasy: aldeas ardiendo, fortalezas derruidas y bosques oscuros con un nivel de detalle que transmite opresión constante. La iluminación y el uso de sombras refuerzan la atmósfera, y aunque no compite con los AAA más recientes, su estilo visual consistente hace que no se sienta viejo a pesar de los años.

Las animaciones de combate son uno de sus mayores aciertos. Cada golpe de espada, carga de martillo o disparo de ballesta tiene un feedback visual y sonoro que refuerza la sensación de impacto. Los enemigos reaccionan de forma creíble, tropezando, tambaleándose o cayendo destrozados. Los efectos de partículas —polvo, sangre, chispas, fuego— están bien integrados y no saturan, aunque en momentos de máxima acción pueden hacer que todo se vuelva un caos visual difícil de leer.

En cuanto a rendimiento, es un juego que puede ir muy fluido en PC medianamente potente, pero que todavía sufre picos de FPS en momentos de hordas masivas, especialmente si se juega con efectos al máximo. Los tiempos de carga no son especialmente largos en PC con SSD, pero en consolas, sobre todo de pasada generación, se notan más pesados. Además, incluso tras años de parches, siguen apareciendo bugs recurrentes: enemigos que se quedan atascados, colisiones extrañas, o situaciones en las que quedas atrapado en el escenario sin poder moverte.

En el apartado sonoro, el juego cumple con creces. El doblaje (en inglés) da mucha personalidad a los héroes, con interpretaciones llenas de sarcasmo, tensión y humor negro. Los efectos de sonido del combate son contundentes y distintivos —no es lo mismo escuchar el crujido de un cráneo que el impacto de una flecha—, y la banda sonora acompaña bien, alternando piezas tensas y épicas que suben de intensidad en las oleadas. Eso sí, no es una música que vayas a guardar en tu lista de OST después, porque está más diseñada para apoyar la acción que para brillar por sí sola.

Conclusión final sobre Warhammer: Vermintide 2

Warhammer: Vermintide 2 es uno de esos juegos que, cuando lo pruebas con un buen grupo de amigos, te regala algunas de las experiencias cooperativas más intensas y satisfactorias que puedes tener en un título PvE. Su combate cuerpo a cuerpo es contundente, su ambientación respira Warhammer por todos lados y el diseño de enemigos y escenarios consigue meterte en la piel de un exterminador medieval hasta el cuello de sangre de Skaven y Guerreros del Caos. Sin embargo, detrás de ese despliegue visual y sonoro, se esconden las mismas grietas que lo han acompañado desde su lanzamiento: un sistema de progresión que depende demasiado del grindeo y del RNG, un balance que favorece siempre a las mismas builds, IA enemiga y aliada irregular y unos bugs que parecen estar abonados de por vida al juego. Es un título que brilla cuando todo encaja, pero que puede resultar frustrante si no tienes un grupo fijo o si esperas variedad constante.

Lo mejor de Warhammer: Vermintide 2
  • Combate cuerpo a cuerpo visceral, con gran sensación de peso e impacto.
  • Estilo visual coherente y muy fiel al universo Warhammer.
  • Variedad de héroes y subclases con identidades marcadas.
  • Excelente en cooperativo con amigos, con buena sinergia entre roles.
  • Lo peor de Warhammer: Vermintide 2
  • Progresión dependiente del grindeo y del RNG en el botín.
  • Balance desigual entre clases y builds, con un meta muy marcado.
  • Repetitividad en el gameplay loop tras muchas horas.
  • Nota final de Warhammer: Vermintide 2

    Historia

    Jugabilidad

    Apartado Técnico

    Apartado Artístico

    Apartado Sonoro

    8

    Nota Total

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