Análisis de Ghost of Tsushima Director’s Cut (PS4, PS5 y Pc)

Lanzado en 2020 por los cracks de Sucker Punch Productions, Ghost of Tsushima llegó para enamorar a los fans de PlayStation. ¿Por qué tanto revuelo? Fácil: te mete de lleno en un mundo abierto del Japón feudal, con paisajes que quitan el aliento y combates tan intensos que parece que estás en una película de samuráis.

En este análisis te voy a contar lo que me flipó de su historia, cómo se juega y qué tan bien se mueve el juego en PS4, PS5 y Pc. Eso sí, también vamos a ver esas cosillas que podrían haber sido mejores. ¿Listo para decidir si este juego merece un hueco en tu estantería? ¡Empezamos!

Los dilemas del samurái que hacen única la historia de Ghost of Tsushima

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería enfrentarte a una invasión con todo en contra? Eso es lo que hace Jin Sakai en Ghost of Tsushima. La historia te lleva al Japón feudal, donde Jin no solo lucha contra los mongoles, sino también contra sus propias creencias. Es una narrativa que te engancha desde el principio, porque no es solo de espadas y batallas, es un viaje interno sobre lo que significa el honor y la supervivencia.

Los personajes que acompañan a Jin son clave. Por ejemplo, Yuna, que demuestra que hasta los héroes más improbables tienen historias que contar, o el cabezota de Shimura, que es como un recordatorio constante del peso de las tradiciones. Eso sí, algunos personajes secundarios se quedan un poco cortos, pero no le quita mérito al viaje épico que es este juego.

Lo que hace que todo funcione tan bien es cómo cada misión, cada mecánica, tiene un impacto emocional. Cuando decides si pelear de frente o moverte en las sombras, estás participando directamente en la evolución de Jin. Este no es un juego que te da todo mascado; te hace parte de la historia.

Ghost of Tsushima logra una jugabilidad fluida y emocionante

Ghost of Tsushima quiere que te sientas como un samurái legendario, y la jugabilidad cumple en muchos aspectos… aunque no en todos. El sistema de combate es una maravilla: cuatro posturas para enfrentarte a distintos enemigos, movimientos precisos, y un ritmo que te deja con la sensación de haber ganado cada batalla con habilidad. Pero el sigilo, que en teoría debería ser igual de emocionante, se queda un poco corto.

Claro, está esa idea de convertirte en un «fantasma», atacando desde las sombras y rompiendo las tradiciones samuráis, pero al jugarlo no se siente tan satisfactorio como debería. Es un sigilo funcional, pero básico. Escondite aquí, eliminación rápida allá, lanza un kunai para salir del apuro… y listo. No esperes mecánicas complejas o estrategias que te hagan pensar demasiado. Y eso es un problema, porque en un juego que te da tantas opciones, el sigilo termina siendo la menos interesante.

Eso sí, lo que el sigilo no aporta, el combate lo compensa con creces. Cambiar entre posturas para enfrentarte a espadachines, lanceros o enemigos con mazas es un desafío constante. Cada pelea tiene peso, y dominar los parries o los ataques perfectos es una sensación que no aburre nunca.

La progresión también está muy bien cuidada. A medida que desbloqueas habilidades y mejoras tus armas, sientes que realmente estás creciendo como guerrero. Eso sí, hacia el final ya te habrás vuelto tan fuerte que las últimas horas pierden un poco de chispa.

Rendimiento, detalles y estabilidad hacen de Ghost of Tsushima una obra maestra técnica

Si algo queda claro en Ghost of Tsushima es que Sucker Punch se curró el apartado técnico. El juego es un logro tremendo, sobre todo si piensas que fue diseñado para la PS4. Y, ojo, no hablamos de cualquier mundo abierto: aquí hay paisajes gigantes, combates frenéticos y detalles que sorprenden.

El rendimiento es sólido. En la PS4 estándar, se mantiene a unos 30 fps estables, incluso en los momentos más intensos, como peleas con muchos enemigos o escenarios cargados de hojas, viento y efectos. Ahora, si lo juegas en PS4 Pro o PS5, la cosa sube de nivel: resoluciones más nítidas, tiempos de carga rapidísimos y en PS5, esos 60 fps que hacen que todo sea mucho más suave. Eso sí, de vez en cuando aparece algún pop-in de objetos a lo lejos, especialmente si vas como un loco galopando con tu caballo. ¿Es molesto? No tanto, pero está ahí.

Los gráficos son otro punto fuerte. Las texturas de los personajes y los escenarios están cuidadísimas, y ese detalle de las ropas moviéndose con el viento… uff, espectacular. Pero no todo es perfecto: en la PS4 normal, algunas texturas de los entornos pierden nitidez si te fijas de cerca. Y hablando de luces y sombras, la iluminación del juego es tan buena que no necesitas ray tracing para quedarte con la boca abierta. Los atardeceres, las tormentas y hasta los reflejos en el agua son una cosa de locos.

Ahora, no todo es aplausos. La IA de los enemigos deja que desear. En combate cumple, pero cuando estás en sigilo… madre mía. A veces parece que los enemigos son más ciegos que yo después de una mala noche. Podrías estar a dos pasos de ellos y, si estás en los arbustos, ni se enteran.

A pesar de este detalle en el sigilo, Ghost of Tsushima es un portento técnico. Lo que logra en la PS4 es increíble, y si tienes la suerte de jugarlo en PS5, la experiencia se siente aún más redonda. No será perfecto, pero el trabajo que hicieron para que el mundo de Tsushima cobre vida es digno de aplaudir.

Un homenaje artístico al Japón feudal que brilla en cada rincón de Ghost of Tsushima

Si hay algo que define a Ghost of Tsushima, es su arte. Todo en este juego parece diseñado para que te detengas a mirar. Desde los paisajes hasta los personajes, es un espectáculo visual que te mete de lleno en el Japón feudal.

Los escenarios son, simplemente, una locura. Bosques bañados en tonos dorados, playas cubiertas de niebla, atardeceres que parecen postales… cada lugar tiene un nivel de detalle impresionante. Y lo mejor es el uso del color. Los rojos, los azules y los naranjas no están ahí solo para decorar, también te hacen sentir algo. Es como si cada paisaje te contara una historia.

Los personajes no se quedan atrás. Jin, con sus armaduras personalizables, evoluciona contigo. Cada pieza de equipo tiene un diseño tan cuidado que refleja perfectamente su viaje como personaje. Los enemigos también están muy bien trabajados al principio, pero después de un rato empiezan a repetirse. No es que sean malos, pero esa falta de variedad se nota.

Y luego está el modo Kurosawa. Ese blanco y negro, esos contrastes… Es un guiño precioso al cine de samuráis. Quizás no lo uses todo el tiempo, pero es imposible no apreciarlo.

Aunque tiene algunos detalles que podrían mejorarse, como la repetición en ciertos diseños, el arte de Ghost of Tsushima es inolvidable. Es el tipo de juego que no solo quieres jugar, también quieres mirar.

El sonido envolvente y las voces de Ghost of Tsushima dan vida al Japón feudal

Si creías que Ghost of Tsushima solo era bonito de ver, espera a escucharlo. Este juego no solo se ve espectacular, también suena de lujo. Todo en el apartado sonoro está hecho para emocionarte, desde la música hasta los efectos más pequeños.

La banda sonora es una joya. Con instrumentos tradicionales japoneses como el shakuhachi y el koto, las melodías te transportan directo al Japón feudal. Hay momentos en los que la música es tan suave y relajante que parece que el juego te está diciendo: «Tómate tu tiempo, disfruta del paisaje». Y luego están los duelos, con esa música que te sube la adrenalina y te mete en el momento. Es simplemente perfecto.

Los efectos de sonido están a otro nivel. El viento que sopla, el choque de las katanas… todo suena tan real que parece que estás ahí. Incluso los detalles más pequeños, como la lluvia o el fuego crepitando, están diseñados para que te sumerjas por completo en el mundo del juego.

El doblaje japonés es una pasada. Le da al juego ese extra de autenticidad que te hace sentir que estás viendo una película de samuráis. El inglés y español también están muy bien, pero el japonés tiene ese «algo» especial. Eso sí, las animaciones faciales están hechas para el inglés, y eso puede romper un poco la inmersión si juegas en japonés, pero no es algo que arruine la experiencia.

Y si tienes buenos auriculares, prepárate para flipar. El audio 3D está súper bien hecho, y cada sonido parece venir de un lugar específico. Escuchar los pájaros, el viento o los enemigos acercándose es algo que te mete aún más en la acción.

¿Ha habido innovación en Ghost of Tsushima?

Si esperabas que Ghost of Tsushima reinventara el género de los mundos abiertos, déjame bajarte un poco las expectativas. Este juego no es un terremoto en términos de innovación, pero lo que hace, lo hace con un nivel de detalle y cuidado que no puedes ignorar.

El combate es un buen ejemplo. Ese sistema de posturas para enfrentarte a diferentes tipos de enemigos no es algo nunca antes visto, pero está tan bien implementado que hace que cada pelea sea un disfrute. Luego tienes el viento que te guía por el mapa, que, aunque bonito y original, no cambia la forma en que exploramos. Es más un detalle elegante dentro de un sistema que ya conocemos por juegos como Assassin’s Creed.

La historia, aunque clásica, tiene personalidad. No es que rompa moldes; sigue siendo el relato del héroe enfrentando su destino y tomando decisiones difíciles. Pero el amor por la cultura japonesa, los dilemas morales y ese modo Kurosawa (que convierte el juego en un homenaje al cine de samuráis) le dan un toque único que lo hace especial.

Donde realmente se siente menos innovador es en su mundo abierto. Si lo comparas con algo como The Witcher 3, el mapa sigue siendo un lugar donde todo está marcado y sabes exactamente qué hacer y dónde ir. No hay mecánicas nuevas que te sorprendan o sistemas complejos que cambien la experiencia. Es un mundo bonito, sí, pero sigue la línea de los mundos abiertos tradicionales.

Dicho todo esto, Ghost of Tsushima no va a cambiar cómo entendemos los videojuegos, pero es un gran ejemplo de cómo hacer las cosas bien. Es como tomar una receta conocida y ejecutarla a la perfección. No es revolucionario, pero es delicioso.

¿Cuál es la duración de Ghost of Tsushima?

¿Quieres saber cuánto dura Ghost of Tsushima? Pues depende de cómo lo juegues. Si solo vas directo a la historia, te durará unas 20-25 horas. Perfecto si eres de los que no tienen mucho tiempo y prefieren centrarse en la narrativa. Pero si eres un completista nato que no deja ni una piedra sin voltear, prepárate para unas 60-70 horas, por lo menos. Entre misiones secundarias, haikus, santuarios, y campamentos enemigos, hay material para rato.

Eso sí, no todo es oro en las actividades opcionales. Al principio, explorar la isla y participar en duelos opcionales es una pasada. Pero después de un tiempo, liberar campamentos o buscar coleccionables puede empezar a sentirse un poco repetitivo. Es como si el juego te estuviera diciendo: «Mira qué bonito es mi mundo» mientras tú piensas: «Sí, pero ya lo he visto antes».

Si lo pones al lado de juegos como Assassin’s Creed Odyssey o The Witcher 3, Ghost of Tsushima se siente un poquito más ligero. No es el típico mundo abierto que te abruma con toneladas de cosas que hacer (aunque hay unas cuantas). Aquí todo está algo más contenido, más controlado, y eso lo hace mucho más accesible. No te va a dar tanto esa fatiga de «misión tras misión» que a veces tienen otros juegos.

Una cosa que me gustó mucho es que no necesitas farmear como loco para avanzar. Si sigues el ritmo natural de las misiones principales y haces alguna secundaria por el camino, tu progreso se siente súper equilibrado. Pero, si te metes a desbloquear todo, puede que llegues al final del juego sintiendo que algunas cosas sobran un poco.

La duración de Ghost of Tsushima se adapta a lo que quieras. ¿Solo historia? Rápido, épico y directo. ¿Explorar todo? Largo y quizá algo repetitivo.

Conclusión:

Ghost of Tsushima es una experiencia memorable que sobresale en muchos aspectos, pero no está exenta de fallos, especialmente en su enfoque de mundo abierto. Aunque el diseño de la isla de Tsushima es visualmente impresionante, la estructura del mundo abierto no siempre logra estar a la altura de su belleza. Las actividades secundarias, aunque inicialmente interesantes, terminan cayendo en una fórmula repetitiva que diluye el impacto de la exploración. Muchas de las misiones secundarias siguen un esquema demasiado básico, con objetivos que se sienten reciclados, como liberar campamentos o rescatar aldeanos, lo que puede volverse monótono después de varias horas. A pesar de que estas actividades añaden contenido y extienden la duración del juego, no todas logran aportar algo significativo a la narrativa o a la progresión del personaje, dando la sensación de que se han incluido más por cantidad que por calidad. El mundo abierto logra mantener la inmersión gracias a su dirección artística y su atmósfera.

Dicho esto, Ghost of Tsushima sigue ofreciendo una aventura emocionante, pero su mundo abierto no siempre aprovecha todo su potencial, lo que podría desalentar a quienes buscan algo más dinámico o fresco en este tipo de experiencias. Sin embargo, para aquellos que disfrutan de perderse en paisajes impresionantes y completar cada rincón del mapa, sigue siendo una opción sólida y gratificante.

Valoración final de Ghost of Tsushima Director’s Cut

Historia

8

Jugabilidad

8

Apartado Técnico

9

Apartado Artístico

9

Apartado Sonoro

8
8.4

Nota Total

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