Si creciste en los 90 o principios de los 2000, hay una alta probabilidad de que Crash Bandicoot haya sido parte de tu infancia. Esa locura de plataformas, velocidad, saltos de precisión y dificultad endemoniada marcó a toda una generación. Luego, en 2017, Activision y Vicarious Visions decidieron revivir esa nostalgia con Crash Bandicoot N. Sane Trilogy, un remake de los tres primeros juegos de la saga: Crash Bandicoot, Cortex Strikes Back y Warped. Pero, ¿es realmente el remake que todos queríamos? ¿Hace justicia a los originales? Vamos a analizarlo a fondo.

Un Crash más guapo que nunca
Lo primero que salta a la vista al jugar N. Sane Trilogy es lo impresionante que luce. Vicarious Visions reconstruyó el juego desde cero, dándole un lavado de cara que lo deja espectacular. Los escenarios son vibrantes, detallados y llenos de vida, manteniendo la esencia de los originales pero con un nivel de detalle que la PS1 simplemente no podía ofrecer.
Los modelos de los personajes también han recibido un cambio drástico. Crash se ve más expresivo que nunca y los enemigos, desde Cortex hasta los tiburones en Warped, están llenos de personalidad. Las animaciones están bien trabajadas y le dan un toque de modernidad sin perder la esencia cartoon que caracterizaba a los originales.
El sonido también ha sido remasterizado con mucho cariño. Las melodías clásicas han sido rehechas con instrumentos reales y efectos de sonido más limpios, lo que aporta una mejora notable sin perder esa vibra nostálgica. Eso sí, hay quienes prefieren la versión original por su encanto pixelado y lo entiendo totalmente.


Cuando juegues, sentirás amor y odio a partes iguales
Aquí es donde empiezan los matices. Si bien N. Sane Trilogy respeta bastante la jugabilidad de los originales, hay cambios sutiles que pueden hacer la experiencia un poco más frustrante de lo que debería ser. El motor de físicas es diferente, y eso afecta la precisión de los saltos.
En los juegos originales, los hitboxes (la zona de impacto de los personajes) eran más permisivos, pero aquí, Crash tiene una física distinta y parece “resbalar” más. Muchos jugadores (incluyéndome) notamos que ciertos niveles que antes eran difíciles ahora se sienten infernalmente imposibles, sobre todo en el primer Crash Bandicoot. Esto se debe en parte al cambio en la forma de la colisión del personaje y en la forma en la que aterriza después de un salto.
Ahora, esto no significa que el juego sea injusto, pero sí más desafiante de lo que debería ser. Si alguien que nunca jugó los originales entra a N. Sane Trilogy, es probable que termine destrozando el control en los niveles de puentes (sí, Road to Nowhere, te estoy mirando a ti). Para los veteranos, es una especie de choque entre la nostalgia y la frustración.


Dificultad: ¿justa o excesiva?
Los Crash Bandicoot originales siempre fueron difíciles, pero tenían una sensación de justicia: aprendías de tus errores y mejorabas con la práctica. Sin embargo, la N. Sane Trilogy puede sentirse artificialmente más difícil por los cambios en la física y hitboxes que mencioné antes. El primer juego es el más castigador porque fue el menos refinado en su diseño original y aquí se siente con más crudeza.
Los otros dos juegos (Cortex Strikes Back y Warped) tienen un mejor diseño de niveles y controles más refinados, por lo que se juegan de manera mucho más justa. De hecho, Warped sigue siendo el más divertido y accesible de los tres. Si alguien se desespera con el primer Crash, le recomiendo saltar al segundo o al tercero.
Tres juegos en uno, pero…
El hecho de tener tres juegos en un solo paquete es una gran oferta. Literalmente tienes horas y horas de plataformas clásicas remasterizadas con mucho amor. Además, se añadieron mejoras como la posibilidad de jugar con Coco en casi todos los niveles, algo que en los originales no era posible.
Sin embargo, hay ciertas decisiones cuestionables. Una de ellas es la ausencia de los niveles extra de Crash Bandicoot que fueron eliminados en su lanzamiento original. Si bien tiempo después se lanzó Stormy Ascent como DLC gratuito, hubiera sido genial que estuviera integrado desde el inicio.
También se extrañan algunos de los efectos visuales más locos de la PS1. Aunque los gráficos son más pulidos, hay una parte del encanto pixelado que se pierde, algo similar a lo que ocurrió con el remake de Spyro Reignited Trilogy.
¿Cuál es la duración estimada de Crash Bandicoot N. Sane Trilogy?
En términos de duración, tiene más que suficiente. Tienes tres entregas que, de manera normal, te durarán alrededor de 15-20 horas, pero si eres un completista o alguien a quien le gusta el desafío, fácilmente puedes llegar a estar entre 47 y 60 horas para lograr todo al 100%. Además, la dificultad natural del juego hace que no sea un paseo, lo que contribuye a que el tiempo se sienta bien aprovechado.
En resumen, la remasterización puede durar tanto como tú quieras. Si solo quieres completarlo rápidamente, te dará una experiencia sólida pero breve; sin embargo, si decides ir a por todas, te mantendrá ocupado un buen rato, con un equilibrio entre diversión y desafío que te puede enganchar durante horas.
Conclusión final sobre Crash Bandicoot N. Sane Trilogy
Crash Bandicoot N. Sane Trilogy es un gran remake, pero con algunos detalles que evitan que sea perfecto. Es una carta de amor a la saga que moderniza los gráficos y el sonido sin alterar demasiado el alma del juego. Pero los cambios en la jugabilidad, especialmente en la física, pueden hacer que la experiencia sea más frustrante de lo necesario. Si eres un fan de toda la vida, te va a encantar revivir estos clásicos con un nuevo look, pero prepárate para sentir más frustración en ciertos niveles. Si eres nuevo en la saga, Cortex Strikes Back y Warped son los más accesibles para empezar.
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